13 de febrero de 2017

Todo un campeón mundial


Con la Transición comenzó a declinar el interés por el boxeo en España. Hasta entonces eran muchos los aficionados que disfrutaban con un deporte que, según quien hable de él, puede calificarse tanto de violento y excesivo como de disputa entre  estilistas y gladiadores ... y es que ya se sabe eso de que todo depende del color del cristal con que se mira. En España durante las décadas del 60 y el 70, tiempo de mi infancia y adolescencia, entre los grandes héroes deportivos de la época se incrustaban nombres como los de Pedro Carrasco, José Legrá, José Hernández, Perico Fernández y el polémico "morrosko" José Manuel Ibar "Urtain". Pero también hubo boxeadores menos famosos que lo hacían muy bien, y entre éstos se encontraba el madrileño José Durán, un púgil elegante y técnico que llegó a ser campeón mundial de los pesos Welter.

Los pesos Welter incluían a los púgiles que pesaban entre 64 y 69 kilos, y en dicha categoría Durán  fue desde el 7 de junio de 1974 el indiscutible campeón de Europa, pues ese día arrebató el título en Madrid al francés Jacques Kechichian, renovando dicha corona en tres ocasiones sucesivas frente al alemán Eckhard Dagge, el austríaco Johan Orsolics y Franz Sandl. El año 1975 no fue bueno para el boxeador, pues el 15 de mayo disputó el título Mundial, vacante entonces, frente al brasileño Miguel de Oliveira, siendo derrotado a los puntos. A este pinchazo se añade el sufrido cuando unos meses después pierde el título europeo frente a Dagge por KO en Berlín. Parecía que con 30 años a las espaldas su carrera llegaba al final, pero uno de los grandes valores del madrileño fue siempre saberse cuidar y llevar una vida ordenada.

En el primer trimestre de 1976 las circunstancias le darían la gran oportunidad de su vida, y la supo aprovechar. El campeón mundial era el japonés Koichi Wajima, y ante la espantada del aspirante oficial se le brindó la posibilidad de disputar al nipón el cetro mundial. El combate fue fijado para el 18 de mayo, con todos los elementos en su contra: se disputaría en Tokyo, uno de los árbitros sería japonés y Wajima era uno de esos grandes fajadores nipones, auténticos kamikazes que brillaban por aquello años en el planeta del boxeo, tales como Masao Ohba, campeón mundial de los pesos Mosca y fallecido en 1973 en un espectacular accidente de coche, Yoshiaki Numata y Kuniaki Shibata, que lo fueron de los pesos Super-pluma o Masahiko Harada, que dominó varios años el título mundial de los Pesos Gallo.

El combate fue épico, Durán salió concentrado al máximo y luciendo su forma de boxear técnica y estilista, aunque sabía que para ganarlo necesitaba hacerlo por KO pues con el ambiente y las circunstancias del mismo lo máximo a lo que podía aspirar era a un match nulo que dejaría el título en el país del sol naciente. Por esta razón, a su elegancia habitual añadió buenas dosis de empuje y combatividad, derribando a su oponente en los asaltos 2º y 6º. El combate fue durísimo, los dos contendientes se vaciaron y conforme llegaba el final se notaba el agotamiento de ambos. Pero Durán sabía que no podía llegar al 15º con su rival vivo  y en el penúltimo round echó el resto y propinó un durísimo upercut al japonés, quien cayó al suelo y no fue capaz de levantarse antes de la cuenta de diez. José Durán había logrado, contra todo pronóstico, el sueño de su vida y la noticia corrió como la espuma por toda España, que celebró este inesperado éxito.

Como tantas veces nos sucede, la gloria le duró poco a José Durán, y en la primera defensa de su título, celebrada en el Palacio de los Deportes de Madrid el siguiente 8 de octubre, perdió el combate frente al argentino Miguel Angel Castellini, en una pelea muy igualada que parecía destinada al combate nulo, pero en la que los árbitros acabaron dando el triunfo a Castellini, a quien en su país apodaban "Cloroformo", no se sabe si por dar unos golpes que "anestesiaban". Ya semiretirado de la práctica del boxeo, tuvo una nueva oportunidad por el cetro mundial frente al pegador italiano Rocky Mattioli, pero ya estaba lejos de su mejor forma y no pudo hacer frente a un rivalque le noqueó en el quinto asalto.

José Durán pasó a la historia al quedar incluido en la breve nómina de púgiles  españoles que lograron un título mundial de boxeo. A este valor cabe añadir uno más importante, pues Durań fue un hombre sensato, que se cuidó siempre y ha logrado llegar a los 71 años en perfectas condiciones físicas y mentales.



1 comentario:

Anónimo dijo...
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