11 de agosto de 2015

En pleno San Lorenzo


Con estas ya son 14 las fiestas laurentinas en las que participo en vivo y en directo; desde el primer día, en el ya lejano 2002, quedé sorprendido de la intensidad con la que se viven estos días por parte de los oscenses y de todos aquellos que deciden pasarse por la capital del Altoaragón para participar, total o parcialmente, de tantos actos y celebraciones que tienen lugar en ella. Desde el chupinazo a la ofrenda de flores y frutos del día 15, no hay momento para el aburrimiento, nadie puede quejarse de tener que permanecer pasivo o sin nada que hacer. Las calles oscenses se llenan de vida y cabe afirmar que todos participan de la fiesta de una manera y otra.

Siempre he observado las  de San Lorenzo como unas fiestas eminentemente populares, unos días en los que los protagonistas son los ciudadanos, de manera que sin ellos no tendrían sentido, razón de ser ni vida propia. Son catorce años -¡casi década y media!- comprobando que en Huesca las fiestas patronales no son excluyentes,elitistas ni poco participativas. Es sin duda el pueblo de Huesca, en ese sentido extensivo que acredita el que los de fuera se sientan acogidos, el que vibra con el chupinazo, se emociona con los Danzantes, da sentido a la procesión del día 10, que sin los ciudadanos que abarrotan las aceras carecería de razón de ser, ofrece color y hasta algún exceso en los tendidos de sol de la Plaza de Toros con unas corridas que la gente vive desde horas antes hasta horas después. Son los ciudadanos los que despliegan el verde de la albahaca y el blanco de la fiesta por toda la ciudad, quienes pasean con sus familias y se sientan en las terrazas donde es a veces tan difícil encontrar hueco; es la gente la que se aprovecha de lo que se ofrece desde el recinto ferial, quienes consiguen que crezcan y se desarrollen las peñas, quienes en definitiva protagonizan ese contrato virtual entre organización y destinatarios como una parte imprescindible del mismo.

En los inicios de estos días escuché decir que las fiestas deberían ser para el pueblo, algo que comparto, aunque me llame la atención que se afirme como si fuera una especie de descubrimiento, como si fuera necesario cambiarlas, cuando sólo cabe hablar de mejorarlas, porque en esta vida siempre caben mejorías, como si la vida comenzara hoy, cuando de fiestas y de vitalidad ciudadana los de Huesca llevan décadas dándonos ejemplo al resto.

2 comentarios:

Ana dijo...

Qué bonitas palabras!!!...has puesto una foto de la despedida de las peñas al Santo el día 15, ..ahora recuerdo con nostalgia (y tanto cariño) cuando éramos jóvenes y casi llorábamos por que se acababan las fiestas..ainssss....
No sé qué pasa, pero ahora todavía me gustan más...

Modestino dijo...

Yo creo que el espíritu laurentino nos rejuvenece.