29 de octubre de 2014

Falleció José Mari Manzanares


En la madrugada de ayer falleció repentinamente, a la edad de 61 años y al parecer mientras dormía en su finca de Cáceres, el matador de toros retirado José María Manzanares. El torero fallecido ha sido, sin ninguna duda, una de las grandes estrellas de la fiesta durante las tres últimas décadas del siglo pasado; junto a nombres como Juan Antonio Ruiz "Espartaco", Pedro Moya "El Niño de la Capea", Paco Ojeda o César Rincón, por poner unos pocos nombres y sin pretender ser exhaustivo. Manzanares era presencia imprescindible en los carteles de las Ferias más importantes de España.

Mis primeros recuerdos de Manzanares se remontan a los inicios de los años 70, cuando junto al "Capea", el malogrado Julio Robles, José Luis Galloso, Antonio José Galán y el zaragozano Raúl Aranda dominaba el escalafón de los novilleros. Fue, posiblemente junto al salmantino Robles, el torero de más clase de esa generación y tuvo la responsabilidad de coger el testigo de auténticos ídolos de los aficionados como Antonio Ordóñez, "El Viti", Paco Camino, Diego Puerta y, por supuesto, Manuel Benítez "El Córdobés". Manzanares, a quien en el obituario de "El País" se le define muy bien -"Pero, por encima de todo, Manzanares pasará a la historia por ser un virtuoso del toreo al que siempre se le valoró más su capacidad que su empeño, su hondura que su ambición"- era uno de aquellos matadores por quienes sentían predilección los puristas. También es cierto que aún permaneciendo siempre en la cumbre del escalafón, se le acusó de tener épocas de cierta apatía y acomodamiento, e incluso tenía en alguno de esos tendidos más bien intolerantes de la madrileña plaza de "Las Ventas" más de un enemigo declarado.

También guardo del diestro alicantino un recuerdo dramático, pues me encontraba viendo la retransmisión televisiva de su actuación en la Feria de Sevilla el 1 de mayo de 1992, cuando se produjo la trágica cogida de Manolo Montoliú, banderillero de su cuadrilla y posiblemente el número uno del momento, que le produjo la muerte instantánea: nunca se me olvidará la mirada perdida del banderillero valenciano tras recibir una espeluznante cogida en el pecho.

Jose Mari Manzanares mantiene su nombre en el mundo de los toros, ya que su hijo, con el mismo apelativo taurino, es actualmente una de las grandes figuras del toreo en España ... a partir de ahora, también figurará con letras de oro en la historia del toreo, pues tras su fallecimiento nos queda el recuerdo de su arte y de su maestría.


28 de octubre de 2014

El "corazoncito" de los futbolistas


Como en tantos ámbitos de la vida, también en la celebración de los goles por los futbolistas existen las modas, las costumbres; al parecer ya no se está a la última si se besa el escudo, se acude como un poseso rumbo al banderín del corner o al público de gol de pie o se baila la samba al estilo carioca. Ahora lo que hacen los ídolos del balompié es juntar las dos manos y formar un corazón, imagino que en señal de afecto a esa afición con la que casi se les saltan las lágrimas al hablar de lo mucho que la quieren. He de admitir que me ha costado interpretar ese signo, por mucho que una vez descubierto puede parecer sencillo: reconozcamos en todo caso que parece algo más digno, presentable e higiénico que chuparse el dedo.

A lo largo de la historia más accesoria del fútbol se han visto muchos modos originales de celebrar los goles, alguno que otro bastante desagradable y obsceno por cierto, pero en general me quedo con la impresión de que abunda la superficialidad y la sublimación de lo que no es para tanto. Cuando un jugador, posiblemente por ese efecto semi-embriagador de haber conseguido un gol, dedica el signo del corazón al público, me temo que no está haciendo sino una exhibición de sentimientos supérfluos, se deja llevar por emociones momentáneas, pues no nos engañemos, en el fútbol actual abundan en demasía los mercenarios, y más de uno de esos que exterioriza su pasión por la afición del Villarreal, el Sevilla o el Celta de Vigo,  al acabar el encuentro lo primero que hace al llegar a la caseta es enviar un washapp a su representante para que le consiga un aumento de la ficha o le gestione su fichaje por un club poderoso que le pague más.

Cuanto echo de menos esas sobrias celebraciones de José Eulogio Gárate, un jugador elegante y educado que jamás se dejó llevar por frivolidades de éstas.

27 de octubre de 2014

"Caro" golden


Nunca he tenido un perro, es más, siempre he sido más bien torpe con estos animales que me parece huelen perfectamente a quien no tiene soltura con ellos. A pesar de todo, con los años ha ido aumentando mi admiración por unos seres en los que veo la lealtad, la ternura, la docilidad y el agradecimiento  que con demasiada frecuencia echo en falta a los humanos. A veces uno tiene la tentación de plantearse si las personas nos portamos demasiadas veces de modo más irracional que ellos.

En los últimos tiempos una de las razas caninas más en boga es al parecer el golden retriever, un perro de caza con aptitudes para el rastreo cuyo origen se encuentra en Escocia durante el siglo XIX. Cuentan quienes saben de esto que una de las características distintivas de los golden es su disposición amigable y su deseo de complacer. Así no me extraña que muchos anden planteándose adquirir un perro de esta raza y que quienes lo poseen lo cuiden con esmero y encuentren satisfacción en su compañía y tiempo para su atención.

Tal vez deberíamos tomar ejemplo de estos "irracionales" y andar por la vida con esa actitud amigable y con afán de complacer, porque vete a saber la razón, no puedo evitar la sensación de que nos hemos vuelto egoístas y poco sensibles a los afectos ajenos ... cuando no haces más que cruzarte por la calle a gente que necesita cariño: "do ut des".


24 de octubre de 2014

La crisis llega a las piruletas



Cierra Fiesta, la popular compañía de caramelos y piruletas

La compañía madrileña, fundada en 1965, irá a la liquidación a petición propia ante la imposibilidad de cumplir el convenio de acreedores aprobado, según ha acordado el Juzgado de lo Mercantil número 4 de Madrid con fecha 22 de septiembre y que este martes recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE).

Ya se ve que la crisis no respeta nostalgias ni sentimientos; mis primeros años los protagonizaban los míticos "chupa-chups" y unas barras de caramelos que llamábamos "chupones", pero con el tiempo causaron furor las piruletas: ¿quién no recuerda el anuncio del payaso que decía eso de "y si tienes mil pesetas, comprate mil piruletas". Las había de todos los colores y sabores, si bien eran las de fresa las que aparecían como más representativas. Con los años se consagraron las piruletas rojas en forma de corazón y se aprovechó el éxito de la serie "Kojak", protagonizada por Telly Savalas, para dar nuevo impulso a los caramelos del "palito" que tomaba el célebre detective de la serie de los sábados por la noche.

Con las piruletas se va parte de la vida de varias generaciones, quienes evidentemente teníamos otros muchos alicientes, desde los "Juegos Reunidos Geyper" hasta el "Scalextric", pasando por los tebeos de "Moratadelo", los chicles "Bazooka", los libros ilustrados de Editorial "Bruguera" o las bolsas de sidral en las que mojábamos el regaliz. Los niños de hoy en día tienen además móviles, ordenadores personales, juguetes sofisticados y muchas otras cosas, pero echaremos de menos las piruletas, ... que entre otras cosas acreditaban lo que podían dar de sí mil pesetas.

22 de octubre de 2014

¿Quién crea opinión pública?


En la época de los avances tecnológicos, el imperio de internet, la proliferación de periódicos digitales con mayor o menor enjundia y credibilidad y la difusión instantánea de verdades, mentiras y medias verdades por medio de las redes sociales, hay ocasiones en que asusta pensar la medida en que nos podemos creer lo que nos cuentan por mucho que la información llegue ahora prácticamente a la velocidad de la luz. Algunos hemos vivido, en tiempos ya remotos, una información que era prácticamente controlada desde el poder, para evolucionar a unos medios de información que, con todas las prevenciones que se quieran, aportaban un mínimo pluralismo y hasta rigor, para pasar, casi sin anestesia, a una situación en la que las noticias vienen configuradas casi a la carta, como a la medida de lo que el informante desea transmitir o, vete a saber, lo que el informado quiere leer o escuchar.

Lo que nos queda es intentar fortalecer nuestra capacidad de crítica para distinguir el grano de la paja, para no dar crédito a cualquier cosa y defender a capa y espada a quien consideremos serio y , por encima de todo, honesto. Pero de donde me parece que nunca podrá salir una información veraz, rigurosa y, por supuesto, equilibrada es en esos programas de mañana y tarde en los que todos hablan a la vez, el presentador -o presentadora- pretende ir de entendido y se le puede ver el plumero de la provocación tendenciosa y el planteamiento sesgado, muchos de los que acuden a contarnos sus vidas y sus dramas no pueden disimular que no acuden gratis a polemizar, coincide día sí y día también algún que otro tertuliano con aires de friki y acaba teniendo la razón quien más grita o quien más demagogia hace.

Bien está la transparencia, la necesidad de luz y taquígrafos en la vida pública, el respeto al derecho a informar, pero algo le pasa a esta sociedad cuando hay gente, demasiada me temo, cuya fuente de información tiene su núcleo exclusivo en el amarillismo y la provocación permanente de lo que llaman "tele-basura"-

21 de octubre de 2014

Las garras del perfeccionismo


Muchas veces se oye decir que estamos en el país de la chapuza; me temo que algo de eso puede haber: tendemos a la improvisación, pecamos con frecuencia de un incontenible afán por terminar las cosas cuanto antes, instinto que temo se deba más al deseo de acabar el trabajo que al de cumplir plazos, en ocasiones nos domina la pereza y en otras nos conformamos por cumplir con los mínimos. También es cierto que nos equivocaremos si pensamos que en el resto del mundo atan los perros con longaniza, y no está de más que a la hora de compararnos con países con mejor fama hagamos propio eso de "ni tanto ni tan calvo".

Pero el interés por hacer las cosas bien también tiene sus peligros; en ocasiones me he tropezado con personas que a fuerza de intentar hacer las cosas cada vez mejor han terminado entrando en una especie de espiral que puede ser agobiante. Bueno es buscar la excelencia, bien está exigirse y procurar rendir conforme a los propios talentos y capacidades, pero si habitualmente llegamos a la permanente insatisfacción, si siempre encontramos el detalle que desdice, si cualquier trabajo o gestión terminamos viéndola incompleta, si afinamos tanto que cada tarea que nos toca termina siendo una agotadora procesión de minucias, es posible que de buenos y eficaces nos hayamos convertido en insoportables.

Bien está el esfuerzo por hacer bien las cosas, pero hay gente que solo de verlos me producen ganas de esconderme debajo de la cama.



20 de octubre de 2014

Nueva etapa en el tema "ëbola"


Teresa Romero, la auxiliar de clínica infectada por el ébola parece que sale adelante. A falta de últimas confirmaciones y con la prudencia que exige el haber padecido una enfermedad de semejante envergadura, es el momento de alegrarse por la noticia y de considerar que, en principio y sin adelantar euforias, parece superado el peligro en lo que se refiere al contagio habido en el Hospital Carlos III de Madrid tras la repatriación del segundo de los misioneros traídos a España. Pero no hay que olvidar que la vicepresidenta del Gobierno habló de una crisis larga, y que el virus sigue por ahí, con los peligros que conlleva la posibilidad de que personas que, conscientes o inconscientes de estar infectadas, lo puedan llevar y traer de aquí para allá. Me temo que no está dicha la última palabra.

Mi intención con este post se limita a congratularme de que se haga la luz en una familia que lo ha tenido que pasar francamente mal y, de rebote, en todos los españoles de buena voluntad que hemos andado preocupados por la salud de una compatriota. Imagino que se podrá seguir hablando mucho de los fallos de protocolo, de cómo se ha gestionado  la crisis, de las desacertadísimas palabras del Consejero, de las consecuencias sanitarias, sociales y políticas del asunto ... que cada cual piense lo que quiera. Yo, admito tener una visión más bien crítica de esa gestión, prefiero no decir nada, porque creo que no tengo toda la información y porque ya molesté en su momento a alguien a quien aprecio, y no creo que valga la pena arriesgarme a que no se me entienda bien.

Pero no puedo evitar una breve reflexión sobre algo que no me ha gustado nada, y es el hecho de que se haya creado una alarma entre los ciudadanos que pienso que no siempre ha estado fundamentada en datos ciertos y motivos suficientes. Evidentemente, parte del problema está que quien tiene las máximas responsabilidades de gobernar ha reaccionado tarde y de modo insuficiente a la hora de cumplir una de sus obligaciones, que es informar y advertir al ciudadano; pero también en algunos medios y las redes sociales me ha parecido ver noticias y rumores en los que se intuía frivolidad, poco rigor e incluso a veces mala fe. Si hay que contar las cosas con crudeza, habrá que hacerlo, si hay que poner colorado a algunos también, pero no es de recibo asustar a la gente sin más fundamento que comentarios de barra de bar o de muro de facebook. 

Y, por supuesto, ahora que amaina, al menos por el momento, la tensión, nos olvidemos que hay un lugar en el mundo donde no se esta hablando de una persona infectada y en vías de curación, sino de miles de muertos y muchas más personas con unas expectativas que ponen los pelos de punta.

17 de octubre de 2014

Edmundo, la diferencia entre lo que pudo ser y lo que fue

Edmundo Alves de Souza fue un futbolista brasileño cuya vida deportiva se extendió desde 1990 a 2008; ocupaba el puesto de delantero, jugando habitualmente por el lado derecho del ataque. Su club de siempre fue el Vasco de Gama, y de hecho en este equipo comenzó y terminó su carrera futbolística, pero a lo largo de los 18 años que esta duró Edmundo vistió las casacas de algunos de los más importantes clubes de Brasil: Palmeiras, Flamengo, Corinthias, Santos, Cruzeiro y Fluminense, además de dos breves y poco brillantes etapas europeas, pues también jugó en la Fiorentina y el Nápoles, sin olvidar sus tres años de experiencia en el fútbol japonés. En Sudamérica son dados a poner apodos a los futbolistas, y Edmundo fue muy pronto conocido como "El animal", calificativo que ya dice bastante del carácter y las formas de este jugador.

Edmundo tenía unas condiciones innatas para el fútbol, era un hombre de una potencia notable y estaba dotado de una técnica y una habilidad prodigiosa: las vaselinas, los recortes, los "caños", ... eran práctica habitual de este futbolista que tenía condiciones para haber sido uno de esos jugadores que pasan a la historia, como en su momento pasaron compatriotas suyos como Pelé, Tostao, Zico o Romario. En concreto, Edmundo era un auténtico mago del dribling, regateaba tan bien que llegó a obsesionarse con esta habilidad era capaz de prolongar las jugadas sólo para lucirse y humillar a los defensas rivales. El jugador llegó a jugar 39 partidos con la selección "canarinha", marcando en ellos 10 goles y llegando a disputar el Mundial celebrado en Francia en 1998, aunque solamente llegó a jugar 35 minutos, 18 de ellos en la Final que su equipo perdió ante la Francia de Zidane.

Pero Edmundo, a pesar de sus excepcionales condiciones para el fútbol, es mucho más conocido por las continuas polémicas que protagonizaba; fue expulsado en numerosas ocasiones, bastantes de ellas por flagrantes agresiones a jugadores contrarios, tendía a provocar roces en el vestuario y no eran infrecuentes sus ausencias o retrasos en los entrenamientos por haber quedado "perjudicado" en noches de juerga y desenfreno. El momento más conflictivo de su etapa futbolística ocurrió en 1995, cuando conduciendo bajo los efectos del alcohol provocó un accidente que costó la vida a tres personas. El futbolista fue imputado y juzgado, siendo condenado a 4 años de prisión en un procedimiento que se ha alargado años y años por los continuos recursos de la defensa de Edmundo. De hecho, el jugador llegó a estar desaparecido y en rebeldía y todavía anda pendiente de cumplir la pena impuesta.

Edmundo Alves de Souza no es sino un ejemplo más de que para triunfar en el fútbol no basta reunir unas aptitudes físicas y técnicas adecuadas, sino que también es necesario tener la cabeza bien amueblada, entrenarse con constancia y seriedad, considerar el fútbol un deporte de equipo y ser mínimamente respetuoso con todos.


15 de octubre de 2014

El viernes en el bus


El pasado viernes viajé a Zaragoza en autobús; para ello cogí el de las 15.15, un vehículo que los viernes se queda sin plazas por razón de tantos estudiantes que regresan a sus casas tras la semana lectiva. En el asiento trasero al mío se ubicaron dos chavales, un chico y una chica, que según deduje compartían estudios en la Escuela de Hostelería de Huesca. Pronto se vio que estaban con ganas de "cháchara", de manera que estuvieron conversando hasta que bajaron en la parada situada junto a la vieja fundición de "Averly". El parecía ser zaragozano de nacimiento, mientras en algún momento ella afirmó ser magrebí, algo que su aspecto exterior confirmaba.

La conversación mantenida por ambos no aportaba cuestiones de fondo de excesivo calado, además de que solamente percibí frases concretas. Pero puedo afirmar que fue una de esas situaciones -ya he hablado de otras con el mismo y mudo testigo del autocar- en las que te reconcilias con la gente. Me hizo mucha gracia que cuando el mozo afirmó que vivía en Santa Isabel, ella preguntó con toda naturalidad que si vivía en uno de los "adosadicos" que por lo visto hay en el barrio, pregunta que por sí sola me llevó a simpatizar con la chica, que siendo extranjera ya utilizaba términos tan maños, incluso añadiendo el entrañable "ico" a un concepto tan nuevo como el de "adosado".

Por otra parte, me llamó la atención cómo el chaval, al comentar su trabajo veraniego en Londres en la cocina de una célebre cadena de restaurantes, se quejaba de que a muchos de sus compañeros les faltaba "pasión" ... una manera verdaderamente sugestiva de calificar el amor al trabajo. Al parecer compartía figones con gente mayor y demasiado adocenada, ... tanto que incluso alguno de ellos había trabajado en un "MacDonalds", lo que le llevaba a mi ocasional compañero de viaje a preguntarse como una establecimiento hostelero con pretensiones era capaz de contratar a alguien que había dedicado parte de su vida a elaborar hamburguesas grasientas, patatas fritas industriales y ensaladas prefabricadas.

Un viaje entretenido y un par de estudiantes bien sanos.


14 de octubre de 2014

Los días que andas cruzado


Desde pequeñito escuché eso de que hay días que te levantas con el pie izquierdo; en ocasiones la cosa tiene su cierta justificación y a poco que te pongas a pensar descubres que te espera una jornada complicada, que alguna parte de tu cuerpo no anda bien ajustada, que llueve, nieva o aprieta el sol o cualquier otra razón objetiva que no te leva precisamente a ver la vida color de rosa. Son los días en los que debes hacer "de tripas corazón", arremangarte y enfrentarte a la vida y a sus circunstancias con la mejor disposición posible.

Pero hay veces en las que estás cruzado y no sabes muy bien porqué; son los días en los que los chistes no te hacen gracia, en que al vecino o al compañero de trabajo a quien habitualmente miras y saludas con un mínimo afecto, te dan ganas de mandarle a "escaparrar", que el trabajo pendiente asoma como una montaña inaccesible ay que al regresar a casa te apetecería ponerte la vestimenta de antisocial y esconderte del resto del mundo, incluso debajo de la cama si fuera preciso.

A poco que intentes -no es siempre fácil- plantearte las cosas con mínimo sentido común y objetividad es posible que termines descubriendo que no existen razones sólidas para andar "chamuscado"  y que, en cualquier caso, hay a lo largo y ancho de este mundo nuestro personas con muchos y más graves motivos para quejarse ... aunque no puedo evitar plantearme que tener a lo largo del año algún día en os que no estás para nadie no deja de ser una manifestación de que somos humanos y no unas máquinas frías y programadas.

9 de octubre de 2014

La fresca de la mañana


Hace quince días que estrené edificio nuevo en mi trabajo; una de las consecuencias de mi nueva situación es que cada mañana tengo que encaminar mis pasos a la otra punta de Huesca y el viaje que durante 13 años ha rondado los 12-15 minutos, ahora supone media hora aproximadamente. El aumento de la distancia tiene la gran ventaja de que me va a venir muy bien ese doble paseo diario, pero he descubierto que no es la única.

De mi casa en el Paseo de las Autonomías hasta la "Estación Intermodal" el panorama no difiere en exceso de lo vivido hasta ahora: paisaje urbano, gente que se dirige al trabajo y niños camino del Colegio, aunque echaré de menos la llamativa densidad de colegiales que a esas horas caminan por la calle San Jorge, la del parque o la de Cardedera. Pero cuando enfilas la calle Zaragoza en dirección al sur el ambiente pierde en parte su estilo de ciudad y se respira un aire más sano, apenas se ven coches, se nota frecuentemente una grata brisa, ves campo, árboles y zonas de cesped y en torno tuyo ves pasar gente haciendo footing, personas mayores que dan un sano paseo matinal y ciudadanos sacando a pasear a sus perros. 

Es una ocasión de valorar y agradecer ese aire limpio que consigue que llegues a trabajar con un impulso añadido que viene muy bien. Y a la vez pienso en el metro, en los tubos de escape de los vehículos, los humos de las fábricas, los atascos madrileños, los pasos de peatones que se hacen eternos y tantas cosas más y me parece un privilegio llegar a trabajar a pie y con la "fresca de la mañana".



8 de octubre de 2014

La mochila de cada cual


A punto de traspasar la barrera que te lleva a andar más cerca de los 60 que de los 50, es tiempo  propicio para la reflexión; tal vez con la experiencia de los años pasados y con la perspectiva futura de los que te quedan por vivir, cuya extensión desconoces en absoluto. Hablaba Machado de esa "segunda inocencia que da en no creer en nada" ... algo que por suerte ni me ocurre ni deseo que me llegue, aunque no se si dirá la verdad quien considere que al llegar la madurez no le acechan la tentación de la desconfianza, de tomarse a beneficio de inventario, con ciertas reservas mentales algunas afirmaciones y actitudes que antes creías a la primera y "a pies juntillas".

Vete a saber porqué en los últimos días me pasa por la cabeza la consideración de determinadas convicciones, ideas, opiniones o como las queramos llamar con las que has crecido desde pequeño y con las que llegas al medio siglo a base de dar por supuestas una serie de cosas o ideas que en su día adquiriste -o te colocaron- como indiscutibles y que viene a constituir como una mochila con la que has cargado, llegando a cuestionar la conveniencia de portar en su interior alguno de los objetos que constituyen su contenido. Me temo que cada cual, quien más quien menos, pues las trayectorias humanas son muy plurales, podemos haber llegado a una edad condicionados en algo por es mochila que nos cargaron al principio y hemos ido terminando de llenar con los años.

Sinceramente, yo ando agradecido de algunas de las convicciones y de los valores aprendidos desde pequeñito, unos en la casa familiar y otros en esa época colegial que, al menos en mi caso, recuerdo con nostalgia. Pero a la vez, no se si serán reminiscencias de una época concreta, ya muy lejana, también echo de menos cierta capacidad de autocrítica, de replantear cuestiones y de asumir opiniones que tenía por rechazables. Puede que con la llegada de las canas y los achaques a algunos nos llegue por fin la capacidad de asumir el pluralismo, incluso en cuestiones que nos parecían tabú y por esto mismo, seamos capaces de ejercitar algo tan sano y recomendable como la comprensión hacia el contrario y la valoración positiva de sus ideas.

Será cuestión de revisar la mochila y de intentar realizar con acierto la criba pertinente.

7 de octubre de 2014

El primer contagio


La bomba saltaba ayer por la tarde en todos los teletipos; diarios digitales, foros, redes sociales y medios de comunicación audiovisual se hacían eco de la preocupante noticia: una auxiliar de clínica del Hospital Carlos III de Madrid había sido contagiada del virus del Ébola. Ya el hecho de ser el primer caso de contagio de la enfermedad fuera del continente africano aporta su toque de humillación y desencanto, pero lo verdaderamente dramático es la indudable y justificada alarma que está creando una situación de esta naturaleza.

Parece claro que algo ha fallado en las medidas de seguridad tomadas en su día, que no se han cumplido con el rigor y el detalle exigibles los protocolos que una epidemia de estas dimensiones exige cuando se trajeron a España a los misioneros infectados por el terrible virus. Habrá que investigar las razones de lo ocurrido y exigir responsabilidades a quien corresponda.

Pero no se si lo importante ahora es discutir a quien debe de señalarse como culpable; más bien pienso que es hora de tomar medidas para que la vía de escape que al parecer se ha abierto no acabe siendo más que un susto, dramático para el caso de la profesional infectada, y la cosa se termine aquí. Y puede que también sea tiempo de reflexión, de que cada uno de nosotros caigamos en la cuenta de que esta noticia que nos produce zozobra, inquietud, ... que hasta nos puede quitar el sueño, es el pan nuestro de cada día para millones de personas de los más recónditos y paupérrimos poblados de África, quienes se tienen que enfrentar a una epidemia devastadora sin los medios y las capacidades que, por torpes que seamos en ocasiones, tenemos en nuestro país. 

Cuando vemos las orejas al lobo, es posible que nos venga bien darnos cuenta de que estamos de paso, de que ni nuestra vida  vale demasiado ni nuestra salud anda exenta de peligros, a veces graves, incluso inmediatos e irresolubles. Recemos para que todo acabe bien.

6 de octubre de 2014

Movimiento en Hong Kong


El pequeño territorio de Hong Kong es noticia estas semanas a causa de los movimientos estudiantiles en los que miles de jóvenes universitarios y ciudadanos reivindican una verdadera democracia y se resisten a doblegarse a las imposiciones de la poderosa China, un país que ha reduplicado poderío en los últimos tiempos y cuyo sistema y mandatarios no terminan de ofrecer garantías y seguridades en cuanto a libertad y respeto a los derechos humanos se refiere.

Escuché el otro día uno de esos breves y magníficos comentarios de Florentino Portero, antiguo compañero mío de colegio, en Libertad Digital y me quedaron claras dos ideas: que el conflicto era previsible después de que hace unos años Hong Kong pasara de la condición de pequeño y libre protectorado a la dependencia de un coloso como China, y que las reivindicaciones estudiantiles son justas y razonables.

Mientras los estudiantes de Hong Kong se parten el cobre, por occidente andamos colapsados con crisis desestabilizadoras, conflictos que a veces suenan a artificiales, obsesiones territoriales desmadradas y vacíos morales llamativos. No está mal que observemos con interés, solidaridad y atención el esfuerzo de los jóvenes orientales por buscar verdaderos caminos de libertad.

2 de octubre de 2014

"Leman" pasa a la historia


Ayer me comunicó una tarraconina de pro -nunca más justo y merecido el epíteto- que la Cafetería Leman cerraba sus puertas, que desaparecía para siempre. El 1 de octubre fue el último día que abrió sus puertas esta cafetería clásica, de las de siempre, de las que ya no quedan, ubicada en plena Rambla Nova de Tarragona. Ha sido un lugar de cita para todo tipo de personas, de todas las clases, ideologías, estilos, profesiones y sensibilidades, ... aseguraría que solamente podría hablarse de un hilo común de todos ellos: el buen gusto, el saber elegir, ... lo que un cursi definiría como "politesse". En La Rambla convivían establecimientos, algunos ya desaparecidos, como "Arimany", "Or" o el mítico "Moto-club" al que ya me referí en su día, pero ninguno combinaba todo tipo de virtudes como el "Leman". Seguro que allí, durante los 53 años que se ha sostenido en pié, se gestaron negocios, hubo conspiraciones políticas y se habló de lo divino, de lo humano y de los chascarrillos sociales de una capital tan mediterránea, burguesa y plural como Tarragona ... y allí se cocería también más de un matrimonio, aunque posiblemente entre sus mesas alguno que otro inició los escarceos de un futuro divorcio.

En Zaragoza también fueron desapareciendo las cafetería más míticas, como "Las Vegas", lugar de reunión de cadetes y niñas bien, "Imperia", perfecto centro de tertulias de las "alegres comadres de la milla de oro" o "Niké", lugar que me traía recuerdos de chocolates infantiles y con el tiempo me enteré era lugar de encuentro de la progresía de la época. "Leman" ha sido sin duda uno de los centros neurálgicos de la "Imperial Tarraco", genuina atalaya de la vida social ciudadana, lugar donde empleados y clientes han visto nacer, crecer y envejecer a tantos ... y, por supuesto, establecimiento en el que imperaba la elegancia y, por encima de todo, la calidad a todos los niveles.

La próxima vez que regrese a Tarragona habrán aumentado las razones para la nostalgia y los sentimientos encontrados.


1 de octubre de 2014

Balance literario de septiembre


En septiembre he cumplido por fin dos viejas aspiraciones literarias: "La reina de las nieves" y "Un soñador para un pueblo", dos clásicos del siglo pasado que han cumplido con creces las expectativas creadas. El resto de lecturas me parecen también recomendables, con especial nota para los cuentos de Julio Llamazares y "Coral Glynn", una buena y asequible novela de Peter Cameron.

Entre los libros que incluí en mi previsión de lecturas para el verano de 2013 se encontraba "La reina de las nieves", una de las últimas novelas de Carmen Martín Gaite, sin duda alguna una de las mejores plumas españolas de la segunda mitad del siglo pasado. A la hora de la verdad he tardado catorce meses en cumplir mi propósito, aunque más vale tarde que nunca, pues se trata, como toda la obra de la escritora salmantina, de un texto de enorme calidad literaria. En "La reina de las nieves" Martín Gaite recrea una especie de versión actual del cuento de Andersen del mismo título; la autora combina de modo magistral el toque de fantasía y magia de todo cuento con una visión claramente realista de la sociedad española de la época. La historia de un joven de clase pudiente que sale de la cárcel, a donde ha llegado tras una incursión en el mundo de las drogas, para enfrentarse a su pasado, en el que se revive un matrimonio, el de sus padres, que no funcionó nunca, una madre que no le quería y un ambiente que uno identifica perfectamente como el de la famosa movida madrileña de los 80, así como la continua referencia a "La Quinta", la casa de veraneo familiar que se ubica en el norte de España, se intuye Galicia, y que sobrevuela toda la lectura con cierta aureola de misterio. El relato es a la vez duro y tierno, y he tenido que leerlo con atención, especialmente en algunos capítulos en los que Carmen Martín Gaite utiliza un lenguaje más complejo, algo que ya me pasó con "Nubosidad variable": las lecturas de calidad exigen cierto esfuerzo y ésta la tiene y mucha.

"Nadie es inocente" de la italiana Roberta de Falco es una novel policíaca con la que me topé en la Librería "Adserá" de Tarragona y que me llamó la atención: buena presentación, primera entrega de un personaje nuevo, el comisario Bellusi y una editorial, EDHASA, de cierta confianza. Para los aficionados al género policíaco el libro tiene dos handicaps notorios: tanto en la carátula de la novela como en el propio relato hay referencias al comisario Montalbano de Andrea Camilleri, algo que creo no le beneficia, entre otros motivos porque los personajes no se parecen en nada y, por otro lado, la trama se sitúa en Trieste, lo que trae ineludiblemente a la cabeza las aventuras de Proteo Laurenti que nos relata Heinichen, lo que son palabras mayores. He de decir que si nos olvidamos de los autores citados, la novela aprueba con nota aceptable el examen: una trama bien elaborada que va a más, personajes interesantes -el comisario Bellusi, que recuerda más a Wallander que a los italianos que conocemos, no es protagonista exclusivo, en absoluto- y una resolución final lograda y nada artificial. El método narrativo utilizado por de Falco es el de relatos alternativos y el título de la novela constituye un autentico acierto.

Siempre es una gozada leer a  Antonio Buero Vallejo, posiblemente el mejor autor español de teatro de la segunda mitad del siglo pasado; llevaba tiempo buscando un hueco para leer "Un soñador para un pueblo", su obra que relata la convulsa experiencia española del Marqués de Esquilache, el político y diplomático italiano que se trajo Carlos III de Nápoles a España y que intentó modernizar la sociedad madrileña, dando lugar al célebre motín que lleva su nombre y que terminó con la aventura española del personaje. Siempre se dice que leer teatro es complejo, y evidentemente es mucho más grato ver l representación en directo, pero en este caso la narración es tan buena que la lees tan a gusto como si fuera una novela. Además de contarnos con acierto un episodio apasionante de la historia de España, Buero Vallejo nos describe con primor y pasión al personaje, mostrándonos sus luces y sombras, sus debilidades humanas y, por encima de todo, el idealismo que le llevó a pensar que era posible desterrar usos tan ancestrales en Madrid como el uso de la capa larga y el chambergo. Aprovecha el autor para sacar conclusiones respecto a la dificultad de modernizar a una sociedad tan rancia como la nuestra, además de ir moviendo personajes y conversaciones para hacernos ver que la crisis iba mucho más allá de vestimentas y costumbres. He disfrutado mucho leyendo esta obra de teatro.

Thornton Wilder fue al parecer uno de los grandes escritores norteamericanos del siglo XX, fue galardonado en tres ocasiones con el premio Pulitzer, algo que dice bastante de su calidad literaria.  A pesar de lo dicho no había escuchado hablar de él hasta hace un par de meses, cuando dos expertos lectores que conozco me recomendaron este dramaturgo nacido en 1897 en el estado de Wisconsin. Como primera cata escogí  "El puente de San Luis Rey", una breve novela -140 páginas- con la que logró su primer Pulitzer -único de narrativa- en 1928. El relato se sitúa en la Lima colonial de principios del siglo XVIII y gira en torno a un trágico y al parecer ficticio suceso, la caída de un puente que causó la muerte de las cinco personas que en ese momento lo atravesaban. El protagonista es un fraile que investiga las vidas de esos cinco malogrados ciudadanos, tratando de encontrar algún vínculo de unión entre los mismos. Es una narración distinta, de esas a las que cuesta acostumbrarse, pero cuya lectura me fue entusiasmando conforme avanzaba en ella. Pienso que Wilder acierta en la ambientación de la época, con unos personajes a cual más curioso y original, protagonistas que en ocasiones pueden hasta recordar los de Valle Inclán. Parece que en su último capítulo el autor elabora sus conclusiones socio-filosóficas, pero he de admitir que yo no he sacado demasiadas.

Julio Llamazares es, sin duda, una de las plumas más brillantes del panorama actual de las letras españolas; su nombre es sinónimo de elegancia y calidad literaria. Hasta hoy solamente había leído "La lluvia amarilla", una preciosa y dura novela en torno al pueblo abandonado de Ainelle, lectura casi obligada para cualquier aficionado a la lectura residente en Huesca y "El cielo de Madrid", un relato del que recuerdo poco. Alfaguara ha vuelto a editar recientemente "En mitad de ninguna parte", una colección de brevísimos relatos -en total suman 102 páginas- que Llamazares publicó hace 19 años en la desaparecida editorial "Ollero & Ramos". Se trata de pequeñas narraciones que tienen como protegonistas centrales a personas que viven saltándose a la torera las normas y leyes existentes, narraciones que, entre otras virtudes, resultan francamente divertidas y desintoxicantes. Pero por encima de todo, se trata de una colección de cuentos maravillosamente escrita, una lectura en la que he disfrutado como un enano, con su toque de huor negro, a veces casi macabro, con una ironía y una retranca llamativas. El único pero que puedo poner a este libro es que dura poco, aunque el inconveniente lo compenso con la ventaja de que haya conseguido que ponga a Julio Llamazares en la rampa de salida de mis próximas lecturas.

Hacía tiempo que quería reanudar la lectura de los "Episodios Nacionales" de Benito Pérez Galdós y le tocaba el turno a "Cádiz", la octava entrega de esta magnífica obra del autor del XIX en la que traslada a su portagonista, Gabriel de Araceli, a la célebre capital andaluza con motivo de la histórica reunión de las Cortes habida allí en 1812. He de admitir que no ha sido éste el episodio que más me ha hecho disfrutar de los leídos hasta ahora, posiblemente porque el autor se centra mucho en las aventuras románticas y algo chuscas de su personaje principal y su amada Inés, reservando muy pocas paginas al hecho histórico en cuestión. No obstante, la novela tiene la habitual alta calidad literaria de Galdós y no falta su sana crítica de la hipocresía reinante en la nobleza de entonces, su fina y ligera postura anticlerical y una serie de escenas más bien grotescas y divertidas, con algún personaje esperpéntico que mueve a la hilaridad. Ahora toca el que tiene como tema nada menos que a la figura de Juan Martín "El Empecinado", no debería por tanto esperar demasiado para hincarle el diente.

"Coral Glynn", novela escrita por el norteamericano Peter Cameron la he leído con el aval de estar editada por "Libros del Asteroide" y unas cuantas críticas favorables. A pesar de la nacionalidad del autor, la novela está ambientada en la campiña inglesa y tiene como protagonista principal a la mujer que da título al libro, una enfermera que acude a cuidar a una anciana terminal que vive con su único hijo, un comandante mutilado en la 2ª guerra mundial. Con estos antecedentes podría pensarse que nos encontramos ante un relato más bien tierno y romanticón, pero nada más lejos de la realidad, pues los personajes que van apareciendo en la narración son gente más bien compleja, y en todos ellos aparece el nexo de unión de guardar dada uno secretos ocultos. La novela va cogiendo su aspecto de intriga y Cameron nos va llevando habilmente por caminos sorprendentes. En mi opinión es una buena novela, aunque tal vez le falte algo de ritmo y un final un poco más original. Hubo momentos a lo largo de la lectura en los que el relato me recordaba algo a la inolvidable "Rebeca" de Daphne du Marier que inmortalizó en el cine Alfred Hitchcock, aunque conforme se cruza el ecuador de aquélla ese parecido se desdibuja totalmente.

"Eres el siguiente", novela escrita por el norteamericano Gregg Hurtwitz, es un thriller ambientado en California. He de admitir que cuando lo empecé pensaba que se trataba más bien de la típica novela policíaca en la que terminan apareciendo inesperados responsables de uno o varios crímenes, pero en cuanto comencé su lectura me di cuenta de que se trataba de un genuinio thriller, aunque no estaba protagonizado ni por un  detective más o menos aseado ni por un policía de personalidad definida, sino por un ciudadano normal y corriente al que las circunstancias de su pasado le obligan a convertirse en héroe. En alguna crónica encontrada en la red comparaban esta novela con las obras de Harlan Coben, aunque puestos a encontrar referentes a mi me ha recordado más a las de Brian Freeman, quien por cierto también mueve a sus protagonistas en torno a Los Ángeles. Estamos ante una novela que cumple su función de entretener; cuando un thriller te coge desde el principio hay que valorarlo positivamente, aunque no sea una obra maestra, algo que no se le exige  por otra parte. Eso sí, el interés baja en algún momento, aunque vuelve luego a subir y, como repito tantas veces, tal vez le sobre alguna página, pues 416 pueden ser demasiadas, inconveniente al que podríamos añadir algún momento artificioso y un final que esperaba más espectacular. De cualquier forma, un libro adecuado para estar entretenido.