2 de febrero de 2014

Leidos en enero



Creo que enero ha sido un mes muy fructífero en cuanto a lecturas se refiere; tengo la certeza de haber leído dos novelas formidables -"El caudal de las noches vacías" y "Capital"-, otras dos de calidad notable - "Instrucciones para una ola de calor" y "El inocente"-, un buen relato policíaco, con toques de novela histórica -"El asesino entre los escombros"-, un ensayo de C.S. Lewis que hace pensar y parte de las memorias de una figura importante de la reciente historia española que gustará, lógicamente más a unos que a otros. 

Comencé el año concluyendo una magnífica novela, "Instrucciones para una ola de calor", de la irlandesa Maggie O'Farrell; había leído comentarios muy favorables y venía avalado por su publicación en "Salamandra", una editorial que suele acertar en sus selecciones. La novela nos relata los avatares de una familia de emigrantes irlandeses que viven en Londres a partir de la inesperada y extraña desaparición del padre tras marcharse a comprar el periódico. Por un lado, la autora acierta con unos personajes estupendamente elaborados, la madre, Gretta y los tres hijos, Michael Francis, Mónica y Aouife, cada cual lleno de peculiariedades y frustraciones. El relato se centra en las vidas de estas personas, cada una de las cuales posee secretos que nunca ha revelado y que en sí constituyen la esencia del mensaje del libro, la necesidad de las personas de dar a conocer su verdad, aunque no siempre sea ejemplar. Junto a ésto, O'Farrell describe con acierto el ambiente en que se mueven esos irlandeses de clases bajas que han tenido que iniciar una nueva vida en la "city", con una versión de un Londres mucho menos amable y glamouroso. Aparecen en un segundo plano algunos temas muy interesantes como la situación política de Irlanda, las guerras y sus consecuencias, el catolicismo, las apariencias, la educación, el fracaso y el éxito en la vida, la felicidad... El relato tiene además un punto de intriga que incrementa su atractivo.

Compré en su día el primer tomo de las "Memorias" de José María Aznar, mucho no me debió apasionar, pues comencé a leerlas y lo dejé a mitad; el principio de año ha sido una buena ocasión para reanudar y finalizar la lectura, tal vez azuzado por el deseo de leer el segundo volumen, donde aparecen temas de más enjundia, aunque ya veremos si cae. Es una lectura grata, en la que el ex presidente del gobierno de España nos cuenta su infancia y juventud, sus inicios en la política, sus primeras elecciones perdidas y las que ganó en 1996 que dieron lugar a una legislatura con la que cierra el ciclo. Como todas las memorias que he leído, el autor cae en el error de escucharse demasiado a sí mismo y de poner sus posturas y logros casi como única verdad, por otra parte, pienso que aporta pocas novedades, que no desvela grandes secretos ni levanta misterios. En el lado positivo, el que nos de una versión de una época importante de España, el interés de relatos tan personales como el atentado de ETA que sufrió en persona o la victoria en las elecciones referidas, así como que redacta sus recuerdos con bastante elegancia, sin hacer leña del árbol caído ni cebarse con nadie.

Mercedes Salisachs es, sin duda, una de las escritoras españolas que más me gustan; su literatura elegante, profunda y pulcra no puede dejar indiferente y sus novelas son relatos que entretienen tanto como enseñan. Por esta razón, en cuanto encontré un hueco leí "El caudal de las noches vacías", la novela que según confiesa la propia autora, quien ya cumplió 97 años, pone punto final a su larga y brillante carrera literaria. Salisachs nos cuenta la historia de un joven y brillante sacerdote que se enamora de la madre de un alumno; la autora aprovecha para darnos una brillantísima descripción psicológica de un hombre atormentado y de las cuitas que pasa con motivo del dilema existencial y vocacional que se le plantea. Al mismo tiempo, la escritora barcelonesa nos ofrece, como en tantas otras ocasiones, una cruda y certera disección de la burguesía catalana, dando en el clavo al mostrarnos el contraste entre unos personajes de la alta sociedad curtidos en mil batallas y capaces de dar una imagen al gusto de consumidor y un cura de origen sencillo sin doblez ni aristas. Mercedes Salisachs destaca por un magnífico dominio del castellano y una notable agilidad narrativa; sus novelas son duras, no da concesiones al sentimentalismo y nos muestra la realidad de la vida sin anestesias ni adornos. En algunos momentos, además, la autora es valiente, no cae en la tentación de ser políticamente correcta y da testimonio de sus convicciones religiosas personales. La novela es dramática, como he dicho sin concesiones, por mucho que deje puertas abiertas a la esperanza.

Hacía tiempo que había escuchado hablar elogiosamente de Mario Lacruz, con el aval de que quien lo hacía era gente con buen gusto literario. Lacruz es un escritor catalán fallecido hace diez años que en vida publicó muy poco, tan sólo la llamada trilogía de la culpa, descubriéndose a su muerte la existencia de un buen número de novelas ´s guardadas en un armario. "El inocente" es el primero de los relatos de la referida trilogía, fue publicada nada menos que en 1959 y fue galardonada con el "Premio Simenon" de novela negra. Tras su lectura he comprendido perfectamente las positivas opiniones escuchadas, pues el libro nos cuenta con buen arte literario una logradísima historia de un crimen del que se acusa injustamente a un excéntrico personaje por razón de la desmedida ambición de un inspector de policía, todo ello en el ámbito de la típica ciudad española de provincias. Tanto el ambiente que se describe como los personajes -se trata de un relato de marcado carácter psicológico- son magníficamente diseñados por este autor de quien la "Wikipedia" nos cuenta tuvo amplios contactos con la generación literaria de 1950 ( José Agustín Goytisolo, Juan Goytisolo, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma y José María Castellet, ...). Se trata de una novela que no es fácil de leer, pues Lacruz recurre a la técnica de ir y volver en el tiempo a lo largo de la narración. Un autor al que se debería dar más cancha.


"El asesino entre los escombros", escrito por el periodista alemán Cay Rademacher, es una novela de intriga que he leído con agilidad y gratitud; se trata de la investigación de un serie de asesinatos ocurridos en el Hamburgo de después del final de la 2ª guerra mundial, la cual corre a cargo del inspector jefe Frank Stave. Además de los hechos que sirven de centro del argumento, la aparición de varios cadáveres desnudos y mutilados entre loe escombros de la ciudad destruida por la contienda, el autor aprovecha para describirnos la imagen desolada de Hamburgo, un relato que añade el carácter de histórica a una novela esencialmente policíaca por esta razón la palabra "escombros" es algo más que parte del título del libro, pues la misma es continuamente utilizada por Rademache, pienso que como recurso literario más que como defecto de reiteración. El protagonista, Frank Stave, tiene fuerza y aporta mucho a la novela, además a su trabajo de investigación de los crímenes referidos añade la carga de su propio drama particular: su mujer falleció en el incendio de su casa a causa de las bombas de la aviación inglesa y su único hijo, que se marchó al frente alemán en contra de la voluntad paterna, figura en la nómina de los desaparecidos, lo que le lleva a investigar sobre su paradero como complemento a su propia labor policial. La novela me ha gustado mucho, aunque debo advertir que siento especial predilección por los relatos ambientados en esta época y mi valoración puede tener algo de subjetivo. Se anuncia una trilogía con idéntico personaje, al estilo de Philipp Kerr y Bernie Gunther, aunque esto son ya palabras mayores. El libro tiene para mí la particularidad de haber sido el primero que leo en el e-book que me pusieron los reyes.

Hace muchos años que vengo oyendo hablas de C.S. Lewis, incluso vi con agrado "Tierras de penumbra", una magnífica película que dirigió Richard Attenborough y en la que Anthony Hopkins daba vida con credibilidad al escritor y pensador británico. He de admitir que, dentro de un orden, Lewis me producía la misma sensación que los libros de Tolkien y los de Harry Potter, como un cierto rechazo ante tanto partidario de los mismos. Como nunca es tarde para salir del error, me decidí a comenzar el año leyendo "Cautivado por la alegría", el ensayo en el que Lewis nos cuenta su conversión al cristianismo, un libro magnífico que te mueve a pensar y a reflexionar con cierta profundidad. En él el escritor nos cuenta sus estudios de bachillerato y universidad, sus relaciones familiares, marcadas por el hecho de haber nacido en Belfast. Así los momentos más entretenidos de la lectura tienen que ver con su estancia en diversos "college" de Londres, con un análisis en el que no faltan ni la visión positiva ni cierta crítica llena de salsa. También habla de sus estudios en Oxford, un lugar al que solamente podían acceder los pobres mediante una beca, como fue el caso de Lewis. El libro tiene su faceta filosófica en cuanto se narra el itinerario religioso del autor, que tras perder la fe la recupera en la universidad, se trata de capítulos más arduos que hay que leer despacio y atentamente. Esta fase de la vida de C.S. Lewis coincide con la 1ª guerra mundial, contienda que marca su juventud, pues se incorpora a filas en 1917, episodio que también tiene su interés. Un libro para leer con atención.

Tras terminar de leer "Capital", el último libro de John Lanchester, no me ha quedado ninguna duda de haber ltenido en mis manos una novela excelente; y digo esto con toda la prudencia, pues me consta que leen estos resúmenes algunas personas con una sensibilidad literaria muy elevada. Se trata de un relato ambientado en Londres, en concreto en la calle "Pepys Road", un lugar figurado, en el que habitan una serie de personas que componen el "microcosmos" en torno al cual se desarrolla la novela. En diferentes capítulos Lanchester nos va contando diferentes historias, que en algunos casos terminan superponiéndose, de los distintos vecinos, fundamentalmente cuatro: un joven y dinámico directivo de un banco, casado con una mujer superficial y derrochadora, una familia de inmigrntes pakistaníes de caracteres muy distintos y que regentan un comercio, una anciana inglesa que se está muriendo y una joven promesa del fútbol de Senegal que ha sido fichado por el Arsenal y convive con su padre y su representante, en relación a ellos van apareciendo otros personajes secundarios, como un albañil polaco, un joven y estrafalario artista y una niñera húngara, entre otros. La historia se desarrolla en 2007, lo que tiene importancia, pues se desarrolla en los prolegómenos de la gran crisis económica que aún sufrimos y justifica el doble sentido del título del libro: Londres como capital y la propia naturaleza del capitalismo. El relato trae a consideración temas tan importantes como la inmigración ilegal, el terrorismo islámico, la vida familiar, ... y Lanchester destaca por una narración ágil, bañada de un tono satírico que provoca una lectura realmente grata e interesante. Se agradece el tono positivo y optimista del relato. Eso sí, hay que tomárselo con calma, pues solamente faltan tres páginas para llegar a las 600.

8 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Hereje dijo...

No he leídoo ninguno de los títulos aludidos pero me tomo la libertad de recomendar uno de los últimos libros que leí en 2013...LIMÓNOV del escritor francés Emmanuel Carrère...una biografía sui géneris de un personaje curioso y polifacético, con una vida muy azarosa pero interesante detrás...Me pareció un gran libro y no creo equivocarme al decir que seguramente le dará mil y un vueltas a cualquier autobiografía con la que nos atormentan últimamente nuestros políticos y ex-presidentes..

Un saludo

Modestino dijo...

Leí hace un par de años una novela de Carrere de que me encantó; me han recomendado vivamente "Limónov" y la tengo en la lista de pendientes, ... aunque tengo tantas ... habrá que adelantarla algún puesto.

tomae dijo...

Que libro le podria regalar a Driver?
Hoy es su cumpleaños y no de me ocuure ninguno :)

Buen Lunes amigo.

Modestino dijo...

Tomae, regalalé "Driver", de James Sallis :)

Anónimo dijo...
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