2 de enero de 2013

Los últimos del año


He cerrado el año con cinco lecturas bien variopintas; en el ámbito de la novela policíaca han faltado los "clásicos" de la novela negra, de los que quedan unos cuantos pendientes, pero he vuelto a recurrir a una "habitual" que tenía abandonada, Mary Higgins Clark, además de dos muestras de la novela nórdica: la cuarta entrega de Harry Hole, el magnífico personaje creado por Jo Nesbo y mi primera !relación", que no será la última, con una nueva autora danesa, Inger Wolf. Empecé el mes teniendo en perspectiva a cuatro novedades de autores españoles de nivel: Cercás, Pérez-Reverte, Trapiello y Silva; comencé con la última novela de Javier Cercás, de la que esperaba más. El otro libro que ha caído ha sido un clásico, la historia del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, cuya lectura confirma la necesidad de perseverar en la aventura de volver a siglos anteriores.

Hace ya bastante tiempo que me recomendaron las novelas policíacas de la escritora danesa Inger Wolf; como quien lo hizo tiene buena biblioteca y demostrada generosidad para el préstamo la recomendación vino acompañada de los dos primeros libros de la autora. A primeros de diciembre terminé "Un oscuro fin de verano", el relato con el que se estrenan los dos grandes protagonistas de la autora: el inspector de origen croata Daniel Trokic y la policía experta en informática Lisa Kornelius. Con el aluvión de novelas de intriga escandinavas uno termina seleccionando, por lo que, además de Mankell y Stieg Larsson, sólo considero "imprescindibles" Snojwall y Wahloo, Indridason y Nesbo, razón por la cual te vuelves exigente con cualquier otro. He de admitir que la primera entrega de Wolf ha pasado la prueba y me ha parecido una autora interesante que ha escrito una novela entretenida. El relato tiene su buena dosis de intriga y si bien ésta se desentraña unas cuantas páginas antes del final Inger Wolf consigue mantener la tensión con un desenlace en forma de thriller. La novela está construida con capítulos muy breves que la autora engarza bien y consigue que se lea con soltura y que no pierda el interés nunca. Ahora me queda devolver un libro que he tenido demasiado tiempo en la estantería y enfrentarme con la segunda entrega.

Entre noviembre y diciembre he concluido la cuarta entrega de la serie que el noruego Jo Nesbo dedica a Harry Hole, inspector de la policía de Oslo y protagonista principal de la misma. "El redentor", así se llama la novela, es, como las anteriores difícil de leer, razón por la que hay que estar muy atento para no perder el hilo y enlazar las historias paralelas a las que tan aficionado es Nesbo. La historia que nos cuenta es interesantísima, con un asesino a sueldo venido de Croacia de características muy especiales y, como suele ocurrir en los de su nacionalidad, marcado por la guerra de los Balcanes. Los distintos aconteceres derivados de las andanzas del mercenario croata, el resto de personajes y el propio Harry Hole se suceden sin pausa ni descanso y el autor sabe ir llevándote por recovecos literarios que impiden que pierdas el interés. No obstante he de admitir que no ha sido de los libros de este autor que más me ha entusiasmado, no se si por lo enrevesado de su forma de relatar o porque en ocasiones el que una lectura te llene también depende de cuestiones y estados de ánimo subjetivos. Eso sí, como siempre ocurre, al final se desmadeja el lío, se aclaran los enredos y, por supuesto, se deja algún cabo suelto para el siguiente tomo.

Últimamente tiendo a incluir algún clásico entre mis lecturas, así dediqué unos días a una novela tan significativa como "El extraño caso del Doctor Jeckyll y Mr. Hyde", la genial fábula de Robert L. Stevenson. Se trata de un breve relato, apenas cien páginas, que el escritor británico ambienta magistralmente en el Londres victoriano. Stevenson aprovecha para profundizar en una caso tan recurrente como el del hombre que despliega una doble personalidad, algo que, sin las connotaciones mágicas del libro, es mucho más real de lo que se podría pensar. El autor escocés profundiza en el alma humana que materializa en el Dr. Jeckyll, deseoso de delimitar la parte buena y la parte mala de la suya con las funestas consecuencias que sabemos. El libro está formidablemente escrito, con ese estilo elegante y detallista de los escritores ingleses de su época, consiguiendo que se convierta en una literatura que perdura. Sin duda "La isla del tesoro" es la gran obra de Stevenson, pero ésta novela, como también "La flecha negra" y sus magníficos cuentos, no le andan a la zaga.

Hace años que Javier Cercás se ha convertido en uno de los primeros espadas de la literatura española; tuvo un éxito inicial espectacular con "Soldados de Salamina", aunque a mi me gustaron más "La velocidad de la luz" y, por encima de todo, la magnífica y original versión del 23 de febrero de 1981 que supuso "Anatomía de un instante"; ahora ha recurrido a un tema tan interesante como la delincuencia juvenil española en la época de la transición con "Las leyes de la frontera", una novela que entretiene, pero no entusiasma. Cercas nos cuenta en primera persona la historia de un delincuente juvenil de finales de los 70, "El Zarco", nombre ficticio que nos lleva a esa época en la que se hicieron célebres personajes como "El Vaquilla", "El Torete" y otros; junto al tal Zarco el autor nos coloca al "Gafitas", un complejo adolescente que se inició en la panda de aquél y terminó siendo un conocido abogado penalista de Girona. El tema y la ambientación prometían y no es que Javier Cercas lo escriba mal, pero yo esperaba más y la novela me ha resultado en exceso reiterativa. Cercas tampoco nos da un final cerrado, posiblemente porque considere que no era necesario, pero uno se queda con la impresión de que ha quedado algo por contar.

Leer a Mary Higgins Clark esm para mí una especie de muestra de fidelidad, además de un "valor seguro"; por otra parte esta autora norteamericana, sencilla, entrada en años y habitual en los anaqueles de las librerías de cualquier estación o aeropuerto, fue la que me inició en el gusto por la novela policíaca hace ya un par de decenios y con permiso de la gran Agatha Christie. El día de Navidad terminé "¿Donde te escondes?", la penúltima obra de Mary Higgins, un libro que tampoco decepciona: un relato ágil, con un ritmo que nunca decae, buen número de personajes, casi todos sospechosos, giro final inesperado y una elegancia indiscutible en la forma de escribir. Desde luego, Mary Higgins Clark se aleja totalmente de la novela negra y siempre se mueve en ambientes selectos, con esa especial gracia para hacer acompañar la intriga de excelentes descripciones de los vestidos de los protagonistas, la decoración de salones y oficinas y la gastronomía que aquéllos disfrutan en medio del climax creado. En definitiva, literatura descomplicada, entretenimiento asegurado y una novela ideal para desintoxicar los disgustos de la vida.

7 comentarios:

veronicia dijo...

De todos los que recomiendas solo he leido el de R.L. Stevenson y hace ya años.De los demás es el de Jo Nesbo es el que más me apetece leer.

Hablas de la dificultad para continuar con la lectura de un libro ... debo estar pasando por algo parecido,pero a lo grande, porque no logro concentrarme lo suficiente para leer un libro y ya no me refiero a tramas enrevesadas ni por formas de relatar difíciles en si...
Le pasa ésto a todo el mundo?

Modestino dijo...

Yo creo que hay temporadas. A lo mejor hay que tomárselo con calma.

Brunetti dijo...

Veronicia, coincido con Modestino en que la lectura es a menudo cuestión de rachas o temporadas.

Pero también creo que hay que guardar alguna suerte de disciplina, puesto que hoy día existe la posibilidad de hacer otras muchas cosas sin salir de casa (televisión, internet, teléfono móvil...).

Puede resultar un contrasentido recomendar disciplina cuando se trata, en realidad, de una actividad placentera, pero así son las cosas: muchas veces, el placer nos invade tras un gran esfuerzo. En fin...

Tenía mis dudas acerca del último libro de Javier Cercas (valga la redundancia), pero tras tu comentario, ya no me ha quedado ninguna.

Salud!

veronicia dijo...

Gracias por el consejo Brunetti; como para mi leer ha sido lo más natural del mundo me cuesta comprender que ahora me resulte difícil concentrarme...

Modestino dijo...

Cercás creo que no ha acertado, pero vete a saber: contrasta otras opiniones.

tomae dijo...

...pues ya que te has desplegado con "el Doctor Jeckyll y Mr. Hyde" ...y conocemos quión es Modestino, nos faltará saber quien es tú otro yo, :) digo yo (bueno mi otro yo de mi yo, ya me entiendes)

Modestino dijo...

Ahora recuerdo la frasecita añadida al blog ... Cómo te gusta enredar Tomae!, :)