21 de abril de 2011

Tennessee Williams en la pantalla

Tennssee Williams ha sido uno de los mejores dramaturgos estadounidenses de posguerra; la obra teatral de Williams es sencillamente magistral y el escritor nacido en la localidad de Missisipi escribía sus dramas en un estilo que algunos han calificado de "gótico sureño" y las mismas tienen calidad suficiente como para dar por sí solas carta de naturaleza a la consideración de Williams, quien en realidad se llamaba Thomas de nombre, como un escritor universal. No obstante, la fama y el prestigio de Tennessee Williams alcanzó cotas inimaginables gracias a las adaptaciones cinematográfica de sus obras teatrales. El escritor ambientaba habitualmente sus obras en el sur y, como el propio autor relata en sus memorias, hablan de los inadaptados, los marginados, los perdedores, los desamparados, por los cuales muestra todo su interés; la soledad es tema recurrente en la obra de Williams. Nos dice la "wiki" que "sus trabajos se basan en la oposición entre el individuo y la sociedad, recurriendo a personajes casi arquetípicos: la aristócrata en decadencia, la joven débil y víctima del macho dominante, el joven sensible y con aspiraciones artísticas, el hombre emprendedor y agresivo". Recientemente me he enfrentado con tres películas míticas construidas sobre obras magistrales de Tennessee Williams y puedo asegurar que vale la pena dedicarles las dos horas que duran de media.

"Un tranvía llamado deseo" fue llevada al cine por Elia Kazan en 1949; cuenta la historia de Blanche Dubois, una mujer del sur que tras vivir en una posición brillante viene a menos y marcha a vivir con su hermana Stella a Nueva Orleans, ésta vive en una casa miserable de un barrio obrero y está casada con Stanley Kowalski, un trabajador de origen polaco rudo y violento. Al tratarse de un guión procedente del teatro, como ocurre en las demás adaptaciones cinematográficas de Williams, la película se desarrolla casi toda ella en un las dos habitaciones de la casa de los Kowalski, a la vez que destaca por la gran riqueza de los diálogos. Me pareció espectacular cómo Elia Kazan nos muestra el drama personal de Blanche, una mujer anclada en el pasado, con un evidente desequilibrio psíquico, que se niega a admitir su decadencia física y económica en claro contraste con el ambiente mísero y vulgar en el que vive su hermana. La película supuso el debut de un magnífico Marlon Brando que se identifica de manera plena con su personaje hasta cerrar una interpretación épica que le valió la nominación para el Oscar al mejor actor. Sus tres compañeros de reparto sí que obtuvieron la estatuilla: Vivian Leigh con una interpretación próxima a la de Scarlette O'Hara, Kim Hunter, que está magistral como Stella Dubois, el punto de bondad y ternura en ese ambiente sórdido y Karl Malden, plenamente creíble en su papel de torpe pretendiente de Blanche. Se cuenta que la película tuvo enormes problemas con la censura de la época, algo que una vez vista lleva a la sonrisa en la actualidad, aunque se habla de escenas retocadas y una dureza inferior a la de la obra de teatro en que se inspira. El film obtuvo un total de doce nominaciones para el Oscar, obteniendo finalmente cuatro, las citadas y el de la mejor dirección artística para Richard Day y George James Hopkins.

"La gata sobre el tejado de zinc" la dirigió Richard Brooks en 1958; el ambiente aquí es bien distinto del que aparece en el tranvía, aunque también estamos ante un relato ambientado en el sur: aquí toda la película se desarrolla en la lujosa mansión de una acaudalada familia que se enfrenta al drama de la incurable enfermedad del patriarca. La película tiene una pareja estelar indudable, la formada por Elizabeth Taylor y Paul Newman quienes merecieron por este film la nominación al Oscar al mejor actor, estatuilla que acabaron llevándose Susan Hayward -"¡Quiero vivir!"- y David Niven -"Mesas separadas"-; Newman borda el papel de un personaje típico de Tennessee Williams: un hombre con un conflicto personal importante, un trauma que le tiene sometido a la inactividad y la dependencia del alcohol, frente a él la recientemente fallecida Liz Taylor es precisamente "la gata sobre el tejado de zinc caliente", una mujer brava que no se resigna a su posición de mero adorno, a mantener un matrimonio de apariencias y mentiras. Pero junto a ellos brilla Burl Ives, inmenso en el personaje del jefe del clan, un hombre agresivo y dominante que se enfrenta a la realidad de una muerte próxima. Quizá la clave de la película son los diálogos, hay que estar bien atentos para sacarle al film todo el jugo, que es mucho. Destacan los mantenidos por la pareja protagonista, Maggie y Brick, y los que enfrentan a este último con su padre. La película se completa con la mujer del jefe de la familia, encarnada por Judith Anderson, la siniestra Sra. Danvers de "Rebeca" y el matrimonio formado por Gooper y Mae (Jack Carson y Madeleine Sherwood), hermano y cuñada de Brick y que quedan reflejados de maravilla como la típica pareja tan mediocre como ambiciosa.

Fue de nuevo Richard Brooks quien llevó a la pantalla una nueva obra de Williams, "Dulce pájaro de juventud" (1962), una película de la que he oído opiniones bien diferentes y que, tras visionarla, me quedo indudablemente en el bando de los partidarios. La película tiene similitudes con las otras: formato teatral, importancia de los diálogos y personajes con conflictos. El duelo interpretativo vuelve a ser de primera fila: un Paul Newman perfecto en el papel de Chance Wayne, un aspirante a actor fracasado que regresa a su pueblo de origen en busca de su amor de juventud y una Geraldine Page que mereció la candidatura para el Oscar a la mejor actriz encarnando a un diva de Hóllywood en decadencia por los años, las drogas y el vodka. Quien sí se llevó el Oscar esta vez fue Ed Begley, a quien le toca encarnar a Boss Finley, el alcalde y cacique de la localidad, algo en lo que está magistral. También aspiró al Oscar Shirley Knight, que interpreta a la antigua novia de Newman en un papel con muchos menos minutos de cinta. Junto a la riqueza de diálogos y a la caracterización de perdedores propias de Williams, destaca en este film la certera descripción del ambiente podrido y corrupto de la villa donde se desarrolla la trama, todo un análisis demoledor sobre la falsedad y la codicia que rige tantas veces la vida política, también en las pequeñas localidades, de pasó que lanza una crítica ácida y demoledora al puritanismo y la falsa moral de algunos.

"La Rosa tatuada" (1955), de Daniel Mann, "De repente el último verano" (1959), de Joseph L. Mankiewicz, "La primavera romana de la señora Stone" (1961), de José Quintero, "Verano y humo" (1961), de Peter Glenville, "La noche de la iguana" (1964), de John Huston, y "Propiedad condenada" (1966), de Sydney Pollack, "El zoo de cristal" (1987), dirigida por el propio Paul Newman, ... son otros títulos de obras de Tennessee Williams llevadas al cine, quedan en lista de espera para otras ocasiones. Puedo asegurar que si alguien no ha visto las tres comentadas hoy no debería esperar más para hacerlo.


4 comentarios:

Tommy dijo...

Las tres obras teatrales que hoy comenta Modestino fueron estrenadas en Broadway bajo la dirección de Elia Kazan. Para el protagonista de "Un tranvía..." se intentó conseguir a John Garfield y a Burt Lancaster, pero ambos tenían otros compromisos. Cuando surgió la opción de Brando, Kazan lo veía demasiado joven para el papel (tenía 23 años en aquel momento) y dejó la decisión en manos del autor. Así que Brando viajó hasta la localidad en donde vivía Tennessee Williams (en auto-stop, tras haberse gastado el dinero que le habían dado para el viaje, por lo que llegó días después de lo previsto) y Williams se quedó encantado con su lectura del texto, llegando a decir que era el regalo que Dios le había mandado para interpretar a Stanley, ya que humanizaba el personaje dándole la brutalidad o dureza de la juventud más que la de un hombre mayor y malvado.

La función se estrenó con Jessica Tandy (muchos años después inolvidable "miss Daisy" en el cine) en el papel de Blanche. El autor definió a su personaje como una mariposa destrozada, suave y delicada. En realidad era un carácter tan extremadamente sensible y delicado como el del propio Williams, a quien Kazan llamaba el hombre sin piel para describir su vulnerabilidad. Brando y Jessica Tandy no se terminaron de llevar bien, y la voz de la actriz (demasiado chillona, en la apreciación de Brando) no parecía ser la más idónea para despertar un sentimiento de comprensión hacia el personaje; de hecho, la intención de Williams era que el público sintiera auténtica compasión por Blanche cuando se le llevan al hospital al final de la función.

A la hora de abordar la peli, en la que Brando, Karl Malden y Kim Hunter repitieron sus respectivos roles del teatro, los productores querían a una estrella de la pantalla para encarnar a la protagonista (pues Jessica Tandy no tuvo un papel medianamente importante en cine hasta "Los pájaros" de Hitchcock), y acudieron a Vivien Leigh, que había interpretado a Blanche en los escenarios londinenses bajo la dirección de su esposo Laurence Olivier y cuyo trabajo en la peli mereció no pocos elogios por parte de Kazan y de Brando, quien veía grandes similitudes entre actriz y personaje. En cualquier caso, Brando y Leigh son, por derecho, los cuñados más famosos de la historia del cine.

P.D.: He centrado mi comentario en "Un tranvía..." porque tengo entendido que, de las tres pelis que hoy comenta Modestino, es su favorita...

Modestino dijo...

Magníficas historias del cine y el teatro.

Y en cuanto a Lwrence Olivier, ya se merecería un post exclusivo.

veronicia dijo...

Me alegro de que te gustasen, son de mis favoritas.
No hay peros para mi E. Taylor en su gata sobre el tejado es perfecta.
La historia de un tranvia es desgarradoras e intimista y M Brando paso a ser guapo oficial.
Y dulce pájaro de juventud es la la pesadilla de una estrella.... (ese despertar en el coche borracha llena de remordimientos... es la otra cara de un mito)
En las tres los protagonistas se encuentran en una encrucijada vital marcados por el pasado.
T. Williams es un autor magnifico.
Muy buenas recomendaciones
;)

Modestino dijo...

Al parecer Tennessee Williams reflejaba en las tramas de sus obras sus propias angustias y sus propios conflictos personales.