31 de diciembre de 2009

FELIZ 2010



Todos aseguran que ha sido un año muy malo, y casi todos pronostican que el 2010 todo seguirá siendo muy duro, pero pienso que todos somos capaces de darle la vuelta a la tortilla, de cambiar el argumento:

Cerremos los ojos y busquemos tantas cosas buenas que hemos recibido a lo largo de los últimos 365 días, comprendamos que la vida, la salud y el amor de los nuestros -en un amplio sentido de la palabra "nuestros"- son razones suficientes para convertir en brillante nuestro balance.

Y, manteniendo los ojos cerrados, seamos capaces, cara al 2010, de soñar, de imaginar los mejores acontecimientos, las mejores metas, tal vez enfocando de una forma menos egoísta y más altruista nuestras ambiciones.


Feliz Año Nuevo y que Dios os bendiga.








30 de diciembre de 2009

Bar "Mi Bar"




El otro día hablaba del Bar "Duquesa", un establecimiento bastante reciente en el que prima la profesionalidad de quienes lo rigen; el "Mi Bar", ubicado en el Coso Alto de Huesca, supone la demostración de que esta profesionalidad también cabe en aquellos bares que llevan mucho tiempo instalados; en alguna página de internet se dice que el "Mi Bar" lleva en Huesca desde 1917, algo que resulta realmente inaudito y que, si Dios quiere, incluso nos va a permitir celebrar su centenario. El que un establecimiento de este tipo aguante tanto tiempo en pié ya indica bastante acerca de lo bien llevado que está, aunque a veces el transcurso del tiempo pueda llevar aparejado el peligro de la rutina, el descuido de detalles, hasta el abandono: doy fe que no es el caso de este pequeño bar.

En cuanto uno entra en el "Mi Bar" palpa claramente la profesionalidad, el buen hacer, el excelente servicio que en él se ofrece; este establecimiento cumple a la perfección esas exigencias que resultan imprescindibles para considerar que un bar está bien atendido: el modo de preparar el café, la forma de "echar" las cañitas, la atención elegante y amable, la pulcritud de todo y todos y un surtido de tapas excelente; si a eso unimos la limpieza y un ambiente sano y grato nos explicaremos porqué tiene tanto éxito a la hora del desayuno, a la del almuerzo, a la del aperitivo, a la del café y a la de la caña tardía.

Queda dicho que las tapas son espectaculares, destacando los fritos de gambas y calamares y las croquetas, no obstante la tapa más demandada es la crepe con bechamel de gambas. Se trata, además, de raciones recién hechas, nada de tapas que parecen llevar en la barra desde que Morán era Ministro de Exteriores. Con tres de ellas y un par de vasos de vino uno se puede dar por comido en un caso de apuro y, eso seguro, no quedará decepcionado. Y uno agradece que le hayan hecho un bocata a las cuatro el día en que el trabajo se ha prolongado más de la cuenta, o que nunca haya una mala cara, o que desde la barra te miren como a alguien grato.

Hay que insistir en la profesionalidad de quienes lo regentan; el dueño es una continua demostración de saber estar y saber hacer y su hermano un personaje genial: aún me muero de risa cuando recuerdo la "coña" que armó la mañana del sábado en que el Príncipe Felipe se casó con Leticia Ortiz comentando las incidencias de la boda: divertidísimas sus referencias a Hannover, Carlos de Inglaterra y otros invitados. Atienden la barra, además, dos jóvenes camareras que están una por la mañana y otra por la tarde en semanas alternas: lo hacen muy bien y son francamente agradables.

Al igual que con los médicos, con los sastres o con los peluqueros, uno también necesita tener sus "bares de cabecera", sus sitios donde estar a gusto, airear la cabeza y compartir comentarios, opiniones y sentimientos. No cabe duda de que en el "Mi Bar" uno puede ejercitar todo ésto.


29 de diciembre de 2009

Historias de la puntualidad




Siempre he presumido de ser puntual, dicho ésto en un sentido más bien alegórico, pues no voy por ahí alardeando de ello, sino que simplemente soy consciente de que no me retraso en citas, viajes o asistencia a distintos acontecimientos. Pero ahora me planteo si esa puntualidad es virtud, si lo que me mueve a llegar a tiempo a todas partes es la seriedad o la impaciencia, y me empiezo a temer que hay más de esto último. Y es que en ocasiones somos puntuales porque parecemos tener pólvora en determinado sitio y somos incapaces de aguantar nuestra ansiedad; de esta forma me he pasado ratos enormes de mi vida en estaciones y andenes por esa necesidad de asegurar no perder el tren o el bus y no ha sido infrecuente convertirme en el primer asistente a reuniones, espectáculos o conferencias.

Eso sí, con el tiempo he aprendido a no apurar la llegada a comer, cenar o tomar el café a las casas de mis amigos, después de comprobar como en alguna ocasión les he pillado casi en la ducha; menos mal que no tardé en darme cuenta lo impertinente que puede llegar a ser un amigo excesivamente cumplidor del horario. En el fondo, uno acaba comprendiendo que hasta tiene su encanto ese salir de casa con la lengua fuera, tener que acelerar el paso y ponerse algo colorado cuando uno llega fuera de hora al destino. Y es que me da miedo que el amigo puntual acabe teniendo la misma consideración que el tradicional amigo pelmazo.

Evidentemente, la puntualidad tiene su parte de bondad, en cuanto quien cumple con el horario indicado manifiesta un respeto hacia los demás; todos nos hemos quemado en esas ocasiones en las que un viaje en grupo, una comida de amigos o una reunión importante se ha tenido que retrasar por culpa de un tardón. Salta a la vista que hay actitudes que denotan un total desprecio por el resto del personal, que hay quien ni siquiera cae en la cuenta de la molestia que su poca seriedad causa a los otros o, lo que es peor, cayendo en ella, le importa una higa, eso se suele llamar egoísmo.

Pero insisto, detrás de la referente impuntualidad hispánica no hay que ver tan sólo lo negativo, entre otras razones porque junto a sus inconvenientes, no deja de tener algo de flexibilidad, de tolerancia, de no caer en esa postura que cada día me carga más como es el rigorismo, la "vis puntillosa", la vida a reglamento. No es bueno hacer esperar a la gente, alterarles los planes, modificar su horario, pero tampoco lo es el agobio, la tentación perfeccionista, entre otras razones porque detrás de ella se puede esconder una especie de creencia en una pretendida propia excelencia que no suele ser real, además de que no deja de suponer una imitación de la flema británica, y ¿para qué queremos imitar a los "british" en eso?.

Yo he conocido personas patológicamente impuntuales, que siempre son los últimos en llegar a cualquier reunión, que se han pasado la vida persiguiendo trenes y autobuses, aunque uno no se explique como pueden llegar tan a destiempo con la cara de prisa que ponen. Eso sí, a la hora de la verdad no se que especial habilidad tienen, pero siempre acaban cogiendo el autobús que se les escapa. Y eso que la RENFE ha dejado de ser impuntual ... en el fondo, ¿no echamos de menos esa vieja fama de llegar fuera de hora que tenían nuestros trenes?, ¿no nos venía en el fondo bien tener una razón para despotricar y soltar bilis? ... y es que en este país lo de ser puntual tiene también sus pegas.




28 de diciembre de 2009

Otra vez en alerta máxima



El incidente ocurrido en un avión de la Compañía Northwest Airlines que hacía el trayecto Amsterdam-Detroit el pasado viernes ha vuelto a poner sobre el tapete la alarma terrorista que despertó con una fuerza nunca vista aquel 11 de septiembre de 2001. En esta ocasión la cosa no ha pasado a mayores, pues al parecer los pasajeros fueron capaces de reducir al joven nigeriano Abdul Mudallad, que pretendía hacer estallar el aparato y afirmó actuar en nombre de la organización terrorista Al-Qaeda. De acuerdo con un boletín de los funcionarios antiterroristas, obtenido por la cadena estadounidense CNN, el agresor usó una mezcla de polvo y líquido inflamable, pero cuando intentó hacer detonar el artefacto éste falló e hirió a Mudallad y al menos a otros dos pasajeros, según informó Delta. El atacante fue reducido de inmediato y al aterrizar la aeronave fue llevado a sitio seguro para ser interrogado y atendido de sus lesiones.

Hace unos años casi todos los occidentales teníamos una sensación de seguridad indudable, ni nos planteábamos que pudieran sucedernos dramas del calibre de lo ocurrido en las Torres Gemelas o en los trenes de cercanías de Atocha; posiblemente era una sensación artificial, pero, teniendo cada cual teníamos nuestra cruz particular -léase en España el terrorismo de ETA-, las grandes catástrofes terroristas quedaban para la ficción. Hace ya tiempo que lo que veíamos en las películas de Bruce Willis o Harrison Ford ha adquirido carta de naturaleza en la vida real y ahora cuando viajamos en tren o en avión, cuando recorremos unos grandes almacenes o cuando paseamos por las calles no estaría de más que tuviéramos presente que algo de eso nos puede ocurrir a nosotros. Se ha perdido esa seguridad, esa conciencia de tenerlo todo controlado, esa visión del mundo libre como algo que nos garantiza la paz y la tranquilidad.

Muchas veces pienso en el tercer mundo, en esa realidad de la muerte y el dolor que los africanos, los orientales, algunos pueblos de América central y del sur viven como algo cercano; terremotos, monzones, tsunamis, inundaciones, epidemias, ... son para muchos ciudadanos del mundo casi el pan nuestro de cada día. Incluso en ocasiones sospecho que nos conviene algo de zozobra, perder esa injustificada certeza de que nunca pasa nada, vivir conscientes de que existe el hoy pero ignoramos si también el mañana. Es como si lo quisiéramos tener todo atado, como si cerráramos los ojos ante la realidad de la vida, que por mucho que lo aparquemos incluye lo que no nos gusta.

No se en qué medida hay que dar importancia a este último incidente, si estamos ante el asomo de una nueva ofensiva, ante el inicio de otra forma de terrorismo realizada por medio de kamikazes individuales, o es un hecho aislado de un joven novato, chapucero y fanatizado, pero lo ocurrido en el avión que iba a aterrizar en Detroit demuestra, cuando menos, que cualquiera te la puede montar, pues por mucho que se hayan extremado las medidas en los últimos tiempos, un negrito atrevido ha estado a punto de organizar una buena sin que nadie se haya dado cuenta: no olvidemos que al tipo le frenaron los pasajeros, pero había conseguido pasar todas las barreras del aeropuerto holandés.

No está mal que las alarmas suenen de nuevo, que seamos conscientes de que no cabe confiarse, algo que suele ocurrir conforme transcurren los años y los hechos que en su día nos asustaron van adquiriendo condición de mal recuerdo, de suceso lejano. Seguiremos aguantando las medidas de seguridad, algo que a veces es molesto y agotador, volveremos a tener que sujetarnos los pantalones en cada terminal de aeropuerto para que no se nos vean los gayumbos y a convivir con detectores, cacheos y seguratas, pero, al menos yo, tengo la sensación de que el peligro está al acecho y que nos quedan muchas cosas duras por ver.

Y mientras tanto tal vez nos convenga volver a pensar en la fugacidad de la vida, en que estamos de paso y que un mundo tan complicado como éste no puede ser ni el mejor ni el definitivo.


27 de diciembre de 2009

Más villancicos



Como seguimos en tiempo de Navidad se me ha ocurrido insistir en nuevos Villancicos; hasta ahora había utilizado el sistema de poner diversas versiones de una misma canción -"White Christmas" y "Silent night", pero en esta tercera entrega he pensado cambiar el sistema y traer diversos villancicos distintos cantados cada uno por un artista famoso. Espero haber acertado.

El primero de ellos es el super-célebre "Jingle Bells", un auténtico clásico de la serie para el que he encontrado una versión increíble del mismísimo Frank Sinatra. Cuando me planteé incluir esta canción tradicional escrita por el norteamericano James Pierpont en 1857, pensé que nos ería fácil encontrar una versión cantada por un artista famoso, pero la verdad es que hallé unas cuantas: Diana Krall, Barbra Streisand, Perry Como, Dean Martin, Bocelli, ... pero ninguna llega a la que interpreta "la voz".



Celine Dion tiene, al menos, un maravilloso disco dedicado a la Navidad, "These are special times", un título muy adecuado, y en él hay una serie de canciones navideñas francamente bonitas, de todas ellas he elegido el "Adeste Fideles", un himno usado en la Bendición durante la Navidad en Francia, España, Portugal e Inglaterra desde fines del siglo XVIII; se cantaba en la misión portuguesa en Londres en 1797 y todavía hoy es llamado en muchos países "El Himno Portugués". Algunos atribuyen su autoría a San Buenaventura, peor al parecer no está claro y hay quien piensa que lo escribió el rey portugués Juan IV. La versión de la cantante canadiense es de primer nivel.



"Oh Tannenbaum" es un villancico típicamente alemán en el que se canta al árbol de Navidad, cuya versión más conocida fue compuesta en 1824 por el organista de la ciudad de Leipzig, compositor y profesor Ernst Anschütz, aunque se conocen versiones de 1550 y 1615. Hay muchas versiones corales de esta canción tan germánica, pero me ha parecido la más adecuada a esta entrada la que nos ofrece la cantante griega Nana Mouskuri, una mujer que ha cultivado multitud de géneros musicales y que llegó, en 1963, a representar a Luxemburgo en Eurovisión y que en su larga carrera ha vendido discos como el que más.



"O Holy Night" (en español, "Oh Santa noche") es un conocido villancico compuesto por Adolphe Adam en 1847 bajo el nombre de "Cantique de Noël"; el villancico hace referencia al nacimiento de Jesús y, desde su composición, ha sido versionado por multitud de cantantes y bandas musicales, convirtiéndose en un clásico de los villancicos populares en las Navidades de todo el mundo, en especial de los países de habla inglesa. También con esta canción he tenido problemas para elegir una versión, y aunque me han encantado una de The Coors y otra cantada a duo por Aretha Franklin y Billy Preston, he optado por la que interpretó en el Vaticano la soprano, actriz y bailarina británica Sarah Brightman, una voz prodigiosa capaz de poner su voz al servicio de cualquier tipo decanciones.



La canción "So This Is Christmas" es una de la que más versiones tiene -Robbie Williams, Celine Dion, U2, Cristina Aguilera, The Coors, Laura Pausini, ...-, pero como "donde hay patrón no manda marinero", he optado por incluir la de John Lennon, todo un auténtico lujazo. No cabe duda de que dificilmente podrá ser superada esta versión interpretada por uno de los más geniales componentes del famoso grupo de Liverpool. El autor de "Imagine" también se esmera con esta canción de Navidad a la que añade un mensaje de concienciación: "FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!!! pero no olvidemos… un año se ha ido … y tú que has hecho?".



"The little drummer boy" es un villancico que hizo famoso en España Raphael allá por loa años 60 con el título de "El tamborilero"; el "niño de Linares" interpretó magistralmente el tema, que se oyó por todos los rincones de España: "El camino que lleva a Belén...". "El Tamborilero" es un villancico tradicional de origen checo, traducido libremente al inglés en 1941 por Katherine Davis y popularizada por los Trapp Family Singers, la famosa familia Von Trapp inmortalizada por el filme "Sonrisas y lágrimas". Buscando por Youtube he encontrado una sugerente y original versión interpretada por un dúo sorprendente: Bing Crosby y David Bowie.


26 de diciembre de 2009

"Atraco perfecto" (1956)

SINOPSIS: Johnny Clay, un ex convicto, ha decidido dar el último golpe de su vida: llevarse la recaudación de un hipódromo. Selecciona meticulosamente a los que serán sus colaboradores, y planea la estrategia del asalto con precisión insospechada... Stanley Kubrick es, según dicen los que saben, uno de los directores de cine más influyentes del siglo XX; es curioso que Kubrick sea uno de los "míticos" cuando solamente dirigió 13 películas en los 70 años que vivió, pero encontraremos una explicación si nos damos cuenta que entre éstas se encuentran "Senderos de gloria" (1957), "Espartaco" (1960), "Lolita" (1962), "Teléfono rojo. Volamos hacia Moscú" (1964), "2001, una odisea en el espacio" (1968), "La naranja mecánica" (1971), "Barry Lyndon" (1975) y "El resplandor" (1980). La enorme calidad de estas películas justifican, evidentemente, una carrera, y no siendo, como he repetido tantas veces, un experto en cine creo que no es un dislate afirmar que estamos hablando de películas que además de su enorme nivel cualitativo suponen en muchos casos un antes y un después en la historia del cine. Las películas de Kubrick recibieron en total 14 nominaciones para el Oscar, 4 de ellas al mejor director ("Teléfono rojo. Volamos hacia Moscú", "La naranja mecánica", "Barry Lyndon" y "2001, una odisea en el espacio"), aunque solamente recibió uno a los mejores efectos visuales por la última citada.

Pero hay una película, anterior a todas ellas, que en su momento no tuvo excesivo éxito, incluso cuentan que era exhibida junto a otra, pero a la que el tiempo ha terminado haciendo justicia convirtiendo en míticas alguna de sus escenas. Me refiero a "Atraco perfecto", un film que había pasado a un principante como quien escribe y que pude ver en su día gracias a Tommy, que no solamente me la aconsejó, sino que me facilitó el DVD que me permitió disfrutar de ella. La película está basada en la novela "Clean Break" de Lionel White y pienso que tiene derecho a figurar en cualquier antología del cine negro.

La película utiliza un sistema narrativo no lineal, y desde los distintos puntos de vista de todos los protagonistas, aunque su protagonista indudable es Johnny Clay, un ex-presidiario al que encarna magistralmente Sterling Hayden, un actor que también destacó en películas de la importancia de "La jungla de asfalto" (1950) de John Huston, "Johnny Guitar" (1954) de Nicholas Ray, y El Padrino (1972) de Francis Ford Coppola, donde encarna el papel del capitán McCluskey, sin olvidar su intervención en la ya citada "Teléfono rojo. Volamos hacia Moscú".

Junto al personaje de Clay, el resto de protagonistas del atraco son personajes alejados del mundo del hampa, ciudadanos corrientes que tienen como punto de conexión el ser unos perdedores que se hayan necesitados de dinero: Randy Kennan, un policía corrupto, Mike O'Reilly, un hombre que necesita imperiosamente el dinero para su esposa enferma y George Peatty, un tipo poco consistente que ve por todos lados pretendientes de su atractiva mujer Sherry. Al primero lo encarna Ted de Corsia, un secundario poco habitual ("La dama de Sanghai" (1948), "Un lugar en el sol (1951) y "Duelo de titanes" (1957)), a O'Reilly, Joe Sawyer, que tuvo su papel en "Gilda" (1946) y al tercero Elisha Cook Jr., con una larga carrera en el cine, siempre en el papel de villanos o personajes cobardes y neuróticos: "El halcón maltés" (1941), "El sueño eterno" (1946) y "Raíces profundas" (1953), entre otras.

Los dos personajes femeninos están perfectamente interpretados; la novia de Clay, Fay, corre a cargo de Coleen Gray, una actriz de la que se afirma que sus grandes dotes interpretativas fueron desaprovechadas y cuyos principales trabajos, junto al presente, fueron "El beso de la muerte" (1947) y "Río rojo" (1948), mientras que la ambiciosa y traicionera Sherry Peatty la interpreta Marie Windsor, a la que llamaron "reina de las bes", por su frecuente presencia en películas de cine negro de serie B, habitualmente en papeles de mujer fatal y seductora.

La película tiene suspense, intriga y algunos elementos de humor negro. Kubrick logra unas cuantas escenas magistrales, entre las que destacan la consumación del atraco durante las carreras de caballos, con el franco-tirador apostado en un lateral del hipódromo y, por encima de todo, la escena final en el aeropuerto con la maleta, el dinero y ese maldito caniche al que al final acabamos odiando casi todos los espectadores. Kubrick nos presenta seres humanos, con sus buenas intenciones y sus vicios, con sus virtudes y defectos, no hay maniqueísmo, no hay buenos y malos, y eso es de agradecer de vez en cuando.






25 de diciembre de 2009

"Silent night"



Si hay un villancico universal, una canción navideña por autonomasia, esa es "Silent night", un villancico compuesto originalmente en alemán por el sacerdote austríaco Joseph Mohr y el músico Franz Xaver Gruber. Fue interpretado por primera vez el 24 de diciembre de 1818 en la iglesia de San Nicolás (Nikolaus-Kirche) de Oberndorf, Austria. La letra había sido compuesta en 1816 por Mohr en Mariapfarr, pero en la víspera de Navidad se la llevó a Gruber y le pidió que le hiciera una composición musical y un acompañamiento en guitarra para el servicio de la Iglesia.

Al igual que hice con "White Christmas", traigo hoy unas cuantas versiones de esta maravillosa canción. Cada una de ellas creo que tiene un encanto especial, aunque como ha ocurrido siempre cada cual preferirá una u otra.


Voy a empezar con una versión preciosa de Elvis Presley, el rey del rock, que nos demuestra una vez más que a los grandes cantantes no hay tipo de canción que se le resista. "Silent night" interpretada por el grandísimo ídolo de Menphis es una canción que no puedes cansarte de escuchar y que en el ambiente propio de estos días es perfecta: uno se imagina escuchando a Elvis cantar "Noche de paz" al calor de una buena chimenea y rodeado de los que más quiere. Presley aporta una buena dosis de calidad a mi recopilatorio.




Mahalia Jackson ha sido considerada la mejor cantante de gospel de todos los tiempos; Jackson nació en New Orleans -donde sino?- y murió en Evergreen Park 60 años después. La voz de Mahalia Jackson con sus dolientes inflexiones y con esa absoluta sencillez para recorrer toda la gama tonal represento un punto de referencia para el americano negro. Fue una mujer de una categoría humana impresionante; conoció a Martin Luther King cuando en América se estaba gestando la lucha por el fin de la esclavitud y la segregación racial, se unió a su causa y participó en la celebre marcha sobre Washington y en el boicot de Alabama. Su "Silent night" está lleno de sentimiento y belleza.



Creo no equivocarme si señalo a Enya como uno de los fenómenos musicales más sonados en su momento. La música new age de esta cantante irlandesa se extendió por todo el mundo allá por los años 80 cuando comenzó su carrera; ahora se ha convertido en la solista irlandesa que más discos ha vendido y la segunda artista exportadora del país tras el invencible grupo U2, con el gran Bono a la cabeza. El "Silent night" en boca de Enya tiene una belleza muy especial, entre otras cosas por el estilo único y peculiar de la cantante, por lo distinto de su música.



Hace muchos años que conocemos a Olivia Newton John, aunque tal vez no todo el mundo se haya enterado de que siendo de nacionalidad australiana nació en Cambridge, siendo su padre inglés y su madre australiana, que representó al reino Unido en el Festival de Eurovisión de 1974 -año en que ganó Abba- con la canción "Long Live Love" y quedó en 4ª posición y que en 1992 le fue diagnosticado un cáncer de mama contra el que luchó con todas sus fuerzas, saliendo adelante. Su bversión del "Noche de paz" me parece magnífica y merecedora de salir en cualquier antología.



Allison Crowe es una cantante canadiense de 28 años que he descubierto buscando versiones del villancico, y pienso que ya sólo por ello ha valido la pena el experimento; comenzó a trabajar actuando en cafes musicales y bares de Vancouver e inició su salto a la fama en los inicios del presente siglo. Nos ofrece una hermosa versión al piano, cantada con una llamativa elegancia y que completa de manera maravillosa este muestrario de artistas que cantan a la Navidad.



No he encontrado mejor modo de cerrar la lisa que con la versión del villancico ofrecida los Tres Tenores en un concierto dado en Viena en diciembre de 1999: qué mejor tiempo y qué mejor escenario¡¡¡. Toda la grandiosidad que ya por sí misma tiene crece hasta límites que parecerían imposibles con las tres mejores voces de la época. Sobran las palabras: una auténtica joya.



Hay muchísimas más versiones estupendas: Mariah Carey, Gloria Stefan, Simon & Garfunkel, Jimmy Hendrix, John Denver, Andy Williams, Beyonce, Bing Crosby, Susan Boyle, Johny Cash, Cristina Aguilera, Sinead O'Connor, Celine Dion, ... pero aquí no caben todas.

24 de diciembre de 2009

Feliz Navidad



El ángel que anunció a los pastores la llegada del Salvador habló de "Paz a los hombres de buena voluntad", en este blog -y en los vecinos- solamente he conocido a hombres y mujeres así:

¡¡Paz y alegría para todos en esta Navidad!!


"Siendo niños éramos agradecidos con los que nos llenaban los calcetines por Navidad.
¿Por qué no agradecíamos a Dios que llenara nuestros calcetines con nuestros pies? "



Gilbert Keith Chesterton







23 de diciembre de 2009

Nobby Stiles, terror británico en el cesped



Quienes seguimos con interés los avatares del fútbol internacional de los años 60 y principios de los 70 tenemos bien grabado el nombre de Nobby Stiles; si se trata de hablar de arte futbolístico salta a la vista que aparecen otros nombres: Pelé, Beckenbauer, Johan Cruyff, Tostao, Rivelino, Brindisi, Gianni Rivera o Luis Suárez, entre muchos otros, figurarían en el Olimpo de los dioses del balón, y si nos centramos en los paisanos del propio Stiles, aparecerían nombres míticos como Bobby Charlton, Bobby Moore, George Best o Dennis Law, casi todos ellos, por cierto, compañeros suyos en el Manchester United.

Pero Stiles es un caso único, pues consiguió la nada frecuente hazaña de ganar un Mundial con su selección (1966) y una Copa de Europa de Campeones de Liga (1968) con su club, los reds de Manchester, sin que destacara por una técnica exquisita, un juego de cabeza importante, cierta habilidad para el gol ni capacidad alguna para echarse al equipo a la espalda. Lo que Nobby Stiles sabía hacer, y por eso contó siempre con la confianza de un seleccionador de la talla de Sir Alf Ramsey y fue titular en un Manchester campeón, era repartir estopa, marcar al hombre y emplear en la defensa de los intereses del equipo que lo alineaba todo tipo de artimañas legales o ilegales. Su gran valedor fue Matts Busby, el forjador del Manchester United, un hombre que sobrevivió a la tragedia del equipo, que en 1958 vio como el vuelo 609 de la BEA que llevaba a la expedición del mismo de Munich a Londres se estrellaba contra una casa de la capital alemana, falleciendo 8 jugadores y obligando a Busby, gravemente herido en el accidente, a reconstruir el equipo casi desde cero. Busby, al ser preguntado por la fama de violento de Stiles afirmó: "¿Nobby Stiles un jugador sucio? De ninguna manera. Jamás ha lesionado a nadie. Eso sí, reconozco que ha asustado a unos cuantos".

Nobby Stiles tenía una característica propia que le hacía aún más temido: en un choque con otro jugador había perdido parte de su dentadura, algo que acabó utilizando como argucia frente a sus rivales, saliendo a jugar sin la dentadura postiza, lo que hacía que su aspecto, con los dientes mellados, fuera si cabe más feroz. Fue célebre su marcaje a Esuebio en la semifinal del Mundial de 1966 que enfrentó a Inglaterra con Portugal; el delantero nacido en Mozambique estaba siendo la gran estrella del campeonato y el defensa inglés empleó todo su repertorio para frenar a la célebre "pantera negra", lo que consiguió plenamente, como lo demuestra la victoria de la selección inglesa por 2-1 y lo describe perfectamente Rubén Uría en su excelente blog futbolístico: "Stiles le secó utilizando todo su repertorio. Unas veces le golpeaba en los costados, otras le cuerpeaba y en la mayoría de los balones fuera del área, le pegaba en los tobillos. Su fútbol, tosco, primitivo, cavernario y casi violento, terminó por apagar la estrella de Eusebio, y con Stiles campando a sus anchas, Portugal cayó ante Inglaterra, que se plantó en la finalísima de su Mundial.." En la célebre final de Wembley frente a Alemania Stiles volvió a cumplir su misión de barrer con la escoba lo que se le ponía por delante, permitiendo que al mando de un formidable Bobby Charlton Inglaterra se hiciera con la "Jules Rimet".

Dos años después el concurso del leñador Stiles fue nuevamente pieza importante para que su Manchester ganara por vez primera la Copa de Europa, imponiéndose en la Final al Benfica por 4-1. Ya en semifinales los rojos habían eliminado al Real Madrid de Amancio, Pirri, Velázquez y Gento, mientras que en la Final, celebrada también en Wembley, los de Manchester no tuvieron piedad del Benfica, por entonces el mejor equipo de Portugal. Stiles supo cubrir la zona defensiva de su equipo, mientras dos jugadores de técnica exquisita como Bobby Charlton y Georges Best se encargaban de dirigir un ataque que fue demoledor.

Stiles fue durante más de una década el hombre más odiado del fútbol mundial, fue llamado el "Drácula inglés", "Nosferatu" y mil apodos peyorativos más, algo que por cierto cuadraba con el oficio de su padre, encargado de una funeraria en un barrio obrero de Manchester, pero lo que está claro es que su juego sirvió para que Inglaterra obtuviera su única Copa del Mundo y el Manchester su primera Copa de Europa.



22 de diciembre de 2009

¡Qué grande Montalbano!












Andrea Camilleri es un veterano escritor siciliano -nació en 1925- que comenzó a materializar su vocación literaria tardíamente, pues hasta 1978 no se publica su primera novela; anteriormente Camilleri había destacado como guionista y director teatral y televisivo. Militante comunista desde muy joven, en su obra se ponen de manifiesto sus inquietudes sociales y su ideología, pero lo hace con una elegancia y una fina ironía que hasta resulta grata para quienes estamos en posiciones muy lejanas. Aunque se inicia como escritor en 1978, no es hasta 1994 cuando da a luz la primera entrega de quien va a ser su gran personaje y el cimiento de su mejor obra, el libro "La forma del agua" en el que aparece por vez primera Salvo Montalbano, el comisario de la inventada localidad siciliana de Vigata; no obstante, lo que Camilleri se ha inventado es el nombre, el resto es verdad: la Marinella de la ficción es la playa de Punta Secca, al lado de Marina di Ragusa, y Vigata es el pueblo de Donnalucata, aunque la comisaría de policía que dirige Montalbano, así bautizado en homenaje a Manuel Vázquez Montalbán, está inspirada en la vieja alcaldía de Scicli, y muchos de los homicidios acontecen en el entorno de la capital de provincia, Ragusa, en la ficción Montelusa.

Las novelas protagonizadas por Montalbano son sencillamente deliciosas, de esas que uno lee sin parar y que están especialmente indicadas para esos fines de semana en los que uno necesita relax y no le apetecen ni trabajos retrasados, ni profundidades literarias ni vida social. Andrea Camilleri describe magistralmente el ambiente de una zona tan particular y a veces conflictiva como es Sicilia y nos presenta un personaje maravillosamente dibujado; Montalbano tiene un algo de ácrata, sin perder para nada sus convicciones profesionales que le llevan a defender la ley, a la vez es una persona tremendamente humana, algo que le hace grato al lector, le convierte en uno de esos personajes con los que uno se identifica. Camilleri, además, nos presenta al comisario de Vigata como algo más que un personaje que busca resolver una intriga, así sus amoríos, sus tensiones personales y sus inquietudes sociales también quedan reflejadas en las novelas, sin olvidar la frecuente referencia a sus gustos culinarios, algo que parece intrínseco en los personajes de ficción de la novela de intriga italiana, como lo demuestra Donna León con el inspector de policía Guido Brunetti, una especie de primo veneciano de Montalbano del que no tardaremos en hablar.

Las historias que nos plantea Camilleri tienen intriga, muy frecuentemente relacionada con las ambiciones humanas, las trampas de la política y los vicios personales, aunque el contenido de aquéllas va mucho más allá del simple nudo gordiano de la historia, porque Camilleri se recrea con los ambientes y los personajes, y dota al libro de una unidad y cohesión que no se limita a esperar un desenlace, algo que acaba importando menos al lector que el aprovechar una novela bien escrita en la que el autor se ha preocupado de hacerla amena y divertida.

Aunque hace ya tiempo que quien sabe del tema me aseguró que estaba ante una apuesta segura, voy con retraso en la lectura de la serie de Montalbano y solamente he leído los cuatro primeros, cuando ya hay 15 entregas. Dejo constancia de estas cuatro primeras entregas y ya iré reflejando en post sucesivos los siguientes.

"La forma del agua"
Andrea Camilleri
Salamandra. Barcelona (1994)
221 páginas.


En esta ocasión, un conocido político y empresario aparece muerto semidesnudo en el interior de su coche en un arrabal donde reina la prostitución y la droga. Todo apunta a que ha fallecido d un ataque al corazón después de haber mantenido relaciones intimas con una persona desconocida. Sin embargo Montalbano no se fía, y armado con su natural olfato para los comportamientos extraños, se propone descubrir la trama sexual y política que se esconde tras el presunto crimen.



"El perro de terracota"
Andrea Camilleri
Salamandra. Barcelona (1999)
253 páginas.

Diversas tramas surcan las páginas de este libro. Un robo absurdo en un supermercado, el encarcelamiento un tanto estrambótico de un capo de la mafia, un asesinato cometido durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, a pesar de la firme determinación con que Montalbano afronta la resolución de estos casos, su auténtica pasión es descifrar el contenido simbólico que encierran. "Todo crimen conlleva un mensaje, la cuestión es conocer el código de quien lo ha escrito", le recuerda un excéntrico sacerdote al comisario.


"El ladrón de meriendas"
Andrea Camilleri
Salamandra. Barcelona (2000)
240 páginas.


En esta ocasión el comisario debe investigar el asesinato de un comerciante jubilado, cuya amante, una joven tunecina desaparecida tras el crimen, es objeto de todas las sospechas. Sin embargo las pesquisas guían a Montalbano hacia el turbio mundo de los servicios secretos y su sucia guerra con el terrorismo internacional. La razón de Estado se ve sometida a su implacable instinto de justicia, "quijotesco" según uno de los agentes secretos. Al mismo tiempo, la trama nos reserva sorpresas inusitadas, como un Montalbano profundamente conmovido por el destino del hijo de la joven acusada hasta el punto de proponerle matrimonio a su tan paciente como lejana compañera Livia.



"La voz del violín""
Andrea Camilleri
Salamandra. Barcelona (2000)
237 páginas.


Esta novela, perteneciente a la serie de Montalbano, refuerza aún más ante sus lectores la personalidad del escéptico, irónico y en ocasiones melancólico inspector de policía. La aparente paz siciliana se ve trucada por el asesinato de una extraña. Una joven hermosa, mujer de un médico boloñés, aparece muerta en el chalet de ambos. Pocas pertenencias la acompañaban en la escena del crímen, aparte de un misterioso violín guardado en su estuche. Su bolsa de joyas se ha esfumado y todas las miradas se centran en un pariente desequilibrado que ha desaparecido la misma noche del crimen. Montalbano, con su parsimonia habitual, inicia la investigación. No cree a nadie, no se fía de nadie. Tras la muerte de un sospechoso, sus superiores dan por cerrado el caso pero él, ni hablar. Transitando los límites de la legalidad como es su costumbre, Montalbano ha de relacionarse y pacta con los elementos más indeseables y abyectos del hampa, iniciando un viaje a lo más oscuro del alma humana, en el fondo, su territorio predilecto.

Camilleri tiene otros libros formidables en los que no aparece Montalbano, muchos de ellos recreando épocas pretéritas y entre los que destaca uno francamente genial, "La desaparición de Pató", pero ya habrá tiempo de hablar de ellos.


21 de diciembre de 2009

¡Qué bonita nos han dejado la Farmacia!



Mi fidelidad en materia de farmacias la comparto con dos establecimientos cercanos a mi casa, ambos ubicados en la calle Menéndez Pidal de Huesca, aunque en diferente acera y a distinta altura: la Farmacia "Almazán", donde compré por cierto las últimas gafas y que siempre me han dispensado un trato excelente, y la "Central", que fue la primera que visité cuando aterricé hace ya ocho años en la capital del Alto Aragón. La primera de ellas posee unas instalaciones bastante nuevas, pero la "Central" se había quedado pequeña y anticuada, por lo que los clientes hemos celebrado su nueva ubicación con alegría.

El traslado ha sido muy corto, pues ha pasado del chaflán de Menéndez Pidal con la calle San Jorge a pocos metros antes, pero el cambio de local ha sido espectacular, pues se ha pasado de una tiendecilla donde todos estábamos apretados a una espacio que ha multiplicado por 3 o 4 los metros cuadrados; a ello cabe añadir una decoración bonita, una sensación de amplitud espectacular y a unas instalaciones técnicas de nivel, incluyendo el robot que te trae automáticamente los medicamentos cuando los reclama el dependiente desde el ordenador.

Eso sí, no ha cambiado lo más importante: la amabilidad de quienes te atienden, el que uno se encuentre a gusto durante el escaso tiempo que dura una solicitud de "Prevencor", "Omeprazol", una caja de aspirinas, bicarbonato o el champú de turno. Desde la dueña, una persona que solamente me ha dispensado detalles y sonrisas llamativas desde el primer día, hasta las empleadas: la más veterana que desborda simpatía, la más joven, una chiquita con acento de fuera -creo que francés- cuya cara es reflejo de la bondad y de la belleza, con la que llevo años cruzándome cuando nos encaminamos a nuestro respectivo trabajo, con cara de frío y mirada tímida y la última incorporada, una joven morena que tiene un encanto especial y una presencia silenciosa. Un equipo que espero no cambie nunca, porque lo hacen muy bien.

Y es que en una Farmacia es fundamental que uno se encuentre a gusto, que se sienta bien tratado, que en la mirada de quien te atiende encuentres la certeza de ser comprendido, de que no le eres indiferente. Porque a la Farmacia acudes cuando necesitas remediar una enfermedad, propia o de un ser querido, en circunstancias que a veces no son gratas. Y no es lo mismo que no tengan determinado medicamento y se preocupen por encargarlo o parezca que les importa un pimiento conseguirlo, o que cuando te miden la tensión o te pesan los comentarios rezumen discrección y no mala uva.

Por todas estas razones, uno está contento de que la Farmacia la hayan dejado bonita, que haya mejorado tanto externamente, porque cuando estás a gusto en un sitio acabas teniéndolo como propio.


20 de diciembre de 2009

Murió Jénnifer Jones



El pasado míercoles falleció en Malibú (California) la actriz Jennifer Jones, que había nacido hace más de 90 años en Tulsa (Oklahoma)y que llegó a la cumbre bien pronto, pues a los 25 años gano el Oscar a la mejor actriz principal por su trabajo en la película de Henry King "La canción de Bernadette" (1943), donde interpreta a la joven vidente de Lourdes, un film que recuerdo haber visto en más de una de esas "Sesiones de Tarde" que iniciaban la programación vespertina de los sábados, en épocas en que existían menos complejos para poner por la pequeña pantalla películas de esta temática. Se ve que en Hollywood tampoco tuvieron problemas en darle la estatuilla a la actriz por su trabajo en una película donde también actuaban secundarios del nivel de Vicent Price y Lee J. Cobb, así como otros tres Oscars más: a la mejor fotografía en blanco y negro, mejor decoración en blanco y negro y mejor banda sonora.

Pero esta película de carácter histórico no fue el único hito importante en la carrera artística de Jénnifer Jones, quien puede presumir de haber trabajado con los mejores realizadores y haber compartido cartel con actores de primerísima fila. Así estuvo a las órdenes de Ernst Lubitsch en "El pecado de Cluny Brown" (1946), junto a Charles Boyer y Peter Lawford; de King Vidor en "Duelo al sol" (1946) y Ruby Gentry (1952), teniendo como compañeros de reparto nada menos que a Gregory Peck, Joseph Cotten y Lionel Barrymore en la primera y a Charlton Heston y Karl Malden en la segunda; de Vicent Minelli en "Madame Bovary" (1949) junto a James Mason, Van Heflin y Louis Jordan; de Vittorio de Sica en "Estation Términi" (1953), con Montgómery Clift y de John Huston en "La burla del diablo" (1953), junto a Humphrey Bogart, Gina Lollobrigida y Peter Lorre y "Adiós a las armas" (1957), junto a Rock Hudson. Jones tuvo otras cuatro nominaciones al Oscar: como actriz de reparto en "Desde que te fuiste" (1944), de John Cromwell y como actriz principal por Cartas a mi amada" (1945), de William Dieterle, la ya citada "Duelo al sol" (1946) y "La colina del adios" (1955), de Henry King, donde trabaja con otro galán notorio: William Holden. También compartió cartel con el gran Lawrence Olivier en "Carrie" (1952), de William Wyler y con Jason Robards en "Tender is the Night" (1962), de Henry King.

Jennifer Jones, que tenía fama de mujer tímida, estuvo casada con Robert Walker, actor que protagonizó, ya separado de la Jones, "Extraños en un tren" (1951), la película de Alfred Hitchcock basada en la gran novela de Patricia Highsmith, con el productor David O. Selznick, quien había sido decisivo en su carrera y con quien convivió hasta el fallecimiento de éste en 1965 y con el magnate y coleccionista Norton Simon, creador de un famoso museo en Pasadena, que rigió la propia Jennifer Jones cuando murió aquél. El último papel de Jones fue en "El coloso en llamas" (1974), una de las más características cintas del cine de catástrofes que tan de moda estuvo en los años setenta, una película que contó con un plantel de primeras figuras de la época como Paul Newman, Steve McQueen y Faye Dunaway y formidables viejas glorias como Fred Astaire, William Holden y la misma Jénnifer Jones.

Descanse en paz Jennifer Jones, que estuvo muchos años por este mundo y, como tantos otros artistas, deja el legado de películas inolvidables, porque ella, sin duda, es de esos que cuando mueren comienzan a ser inmortales también en esta tierra.


19 de diciembre de 2009

Pirineo Aragonés

Ayer me llegó este vídeo por correo y me limito a ponerlo y a compartir mis emociones.

18 de diciembre de 2009

"White Chritsmas"



Villancicos clásicos hay muchos, puede que "Noche de paz" sea, entre todos ellos, el más clásico y tiempo habrá de colocarlo por aquí, pero en estos días en que azuza el frío, cuando en tantos lugares la nieve ha aparecido y ha teñido de su blanco característico el paisaje, traigo al blog el tradicional "White Christmas", ese villancico que posiblemente han interpretado la mitad de los cantantes de la historia. He tenido donde elegir y, por lo tanto, muchas dudas, pero al final he optado por cinco versiones que a mí me han gustado muchísimo, aunque imagino que cada cual tendrá sus favoritas y, probablemente, no cubra los gustos de todos.

La primera versión tiene que ser la de Bing Crosby; he intentado averiguar si es el autor del villancico, pero no lo he conseguido, aunque sí está claro que es el título de su primer disco, sacado en 1945. EL vídeo corresponde a la película "Holiday Inn" (1942), un film de Jim Hardy en el que Crosby compartía cartel con otro genio del cine musical, Fred Astaire. Bing Crosby, que como todos sabemos muró en Madrid a los 74 años mientras practicaba el golf en La Moraleja, ganó un Oscar en 1944 por "Siguiendo mi camino", y si hubiera que dar un Oscar por cómo cantar un villancico, puede que también lo hubiera obtenido.



No podía faltar en esta muestra la versión de Frank Sinatra; "la voz", como era comúnmente conocido el cantante estadounidense, nos ofrece una auténtica joya al interpretar este tema. Y es que cualquier canción en la voz enorme de Sinatra se convierte automáticamente en algo digno de ser oído, en una auténtica maravilla de la naturaleza, en una nueva ocasión para el éxtasis. Sinatra obtuvo un Oscar por "De aquí a la eternidad" y conquistó el mundo con montones de canciones de primer nivel como "My way" "I'll Never Smile Again" o "Strangers in the Night", y no cabe duda de que este villancico también está a la altura.



Y tras Crosby y Sinatra, no podía faltar Dean Martin, el gran cómico nacido en una localidad de Ohio y cuyo verdadero nombre era Dino Paul Crocetti, algo que pone claramente de manifiesto su condición de hijo de inmigrantes italianos. Martin, que había trabajado, entre otras actividades, como croupier y boxeador, triunfó como cantante y como actor de cine, especialmente tras unirse profesionalmente al gran Jerry Lewis. Su interpretación de "White Christmas" es también formidable.



Después de tres viejos "crooner" que no sobrevivieron al siglo XX, hay que pasar a las versiones más modernas y pienso que una buena manera de empezar es recurrir a Andrea Bocelli; Bocelli nació hace 51 años en Lajatico, un pequeño pueblo de la campiña toscana y se ha convertido por méritos propios en uno de los iconos de la música actual; Andrea Bocelli ha grabado siete óperas completas, además de diversos discos de canciones clásicas y música pop. Su interpretación de "White Christmas", del mes pasado, es sencillamente prodigiosa.




Entre los máximos exponentes de la balada romántica de habla inglesa en la última parte del siglo XX está, indudablemente, Michael Bolton, un cantante nacido en el estado de Connecticut hace 56 años que ha tenido varios discos en el "Top ten" internacional y ganado unos cuantos premios "Grammy". Sus dos mayores éxitos los obtuvo con "How Am I Supposed To Live Without You" en 1989 y con "When A Man Loves A Woman" en 1991. En 1996 sacó el album "This Is The Time: The Christmas Album", en el que entre otras cantaba la canción que hoy protagoniza mi entrada.



A Diana Krall he de reconocer que no la conocía hasta que ayer tuve la enorme suerte de poder salir de la ignorancia gracias al blog vecino "Tirando del hilo" -muchas gracias Ana- y descubrí una voz magnífica. Krall nació en una pequeña isla de pesacadores cercana a Vancouver y es una de las mejores intérpretes actuales de jazz; está casada con el gran Elvis Costello y es una de las que mejor desempeña la doble faceta de cantante pianista, a la altura de grandes estrellas como Roberta Flack o Nina Simone. White Christmas la canta con la misma maestría que pone en todas sus interpretaciones.